Algunos hacen muchas cosas en nombre de Dios pero él no los reconoce. Mateo 7: 22-23 “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Dios elige a quien él quiere que le
sirva. Dios no escoge a personas importantes él nos hace importantes cuando nos
escoge. Romanos 9: 16 “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de
Dios que tiene misericordia.”
Ahora esto no quiere decir que no
podamos servirle si ese es nuestro deseo. Igual el mandato de llevar las buenas
nuevas es para todos. Mateo 28: 19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
La diferencia está en que al que
Jesucristo escoge también lo prepara para que pueda soportar cualquier
situación difícil que encuentre en el camino del servicio.
Condiciones del verdadero Llamado.
1. Debe haber Disposición. Es
necesario estar de pie para lograrlo. Ezequiel 2: 1 “Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre
tus pies, y hablaré contigo.”
2. Debemos dejar que sea el
espíritu santo en nosotros quien nos haga oír la voz de Jehová. V 2 “Y luego que me habló, entró el Espíritu
en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.”
3. Es necesario saber que la obra
no es fácil. V 3 – 4 “Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío
a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y
sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día. Yo, pues, te envío a
hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová
el Señor.” cuando nosotros creemos que servirle a Dios es fácil nos
confiamos y al menor inconveniente nos arrepentimos o nos desanimamos.
Jesucristo nos advierte con
claridad acerca de los peligros que encontraremos en el camino del servicio con
el fin de evitar que tomemos la decisión de servirle solo llevados por la
emoción. Mateo 10: 16 “He
aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como
serpientes, y sencillos como palomas.”
4. Debemos anunciar la verdad
escúchenos o no nos escuchen. Si alguien no nos quiere oír no debe ser motivo
de desánimo. V 5 “Acaso
ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre
conocerán que hubo profeta entre ellos.”
5. Debemos estar libres de miedo o
temor. El miedo paraliza. La única forma de no tener miedo es estando seguros
que es Jesucristo quien nos protege. V 6 “Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus
palabras, aunque te halles entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no
tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa
rebelde.”
El conocimiento de la verdad nos da
seguridad. Es necesario estar dispuestos a aprender de su palabra nadie puede
dar de lo que no tiene. V 8-10 “Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas
rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy. Y miré, y
he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro. Y lo
extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había
escritas en él endechas y lamentaciones y ayes.”
Hay dos razones importantes por las
cuales el nuevo cristianismo es tan perecedero.
1. La gente quiere servir a
Jesucristo solo llevado por las emociones pensando que la solución a todos sus
problemas es hacerse cristiano. Mateo 5: 11 – 12 “Bienaventurados sois cuando por mi
causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos;
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”
2. La falta de conocimiento. Muchos
cristianos llevados por la pereza rechazan el alimentarse de manera diaria a través
de la palabra. 2 Timoteo 4: 3 “Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de
oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,”
Servirle a Jesucristo es
maravilloso y gratificante. 1 Corintios 15: 58 “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y
constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro
trabajo en el Señor no es en vano.”
Si quieres servir a Jesucristo y
crees que él te ha llamado entonces debes estar dispuesto a pagar el precio. Esfuérzate
y se valiente es difícil pero no imposible. Con la ayuda y protección de
Jesucristo lo lograras.