Claro que la forma como hirieron a José
no era cualquier cosa a él sus hermanos lo trataron de matar, y después cuando
se arrepintieron de hacerlo lo vendieron.
En el corazón de José había mucho dolor
no se que hubiera sido mejor para él, que lo mataran o que lo vendieran.
Aunque
el adagio dice que el tiempo se encarga de curar las heridas parece que en el
caso de José no fue posible.
Cuando José vio a sus hermanos fue
inevitable el hablarles de manera áspera les hablo de manera muy dura. V 7 “Y José, cuando vio a sus hermanos, los
conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo:
¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para
comprar alimentos.”
Cuando José se acordó de sus sueños
y de lo que sus hermanos le hacían, no desaprovecho la oportunidad de cobrarse
lo que ellos le hicieron. V 9 “Entonces
se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo:
Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.”
José no quería desaprovechar esta
ocasión y aunque sus hermanos negaban ser espías el seguía insistiendo. V 12 “Pero José les dijo: No; para ver lo
descubierto del país habéis venido.” José tal vez podía decir no me alegro por lo que les
está pasando pero si siento un fresquito.
Por culpa de sus hermanos él estuvo
en una cisterna, estuvo como esclavo y también fue a parar a una cárcel; como
no hacerles vivir lo mismo aunque sea por unos días. V 17-18 “Entonces los puso juntos en la cárcel por
tres días. 42:18 Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y
vivid: Yo temo a Dios.”
Era necesario según José que ellos
también sientan la agonía que el sintió. V 19-20 “Si sois hombres honrados, quede preso
en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos, y vosotros id y llevad
el alimento para el hambre de vuestra casa. 42:20 Pero traeréis a
vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y
ellos lo hicieron así.”
Y parece que esto le estaba
resultando a José, los hermanos estaban comenzando a pagar por lo que le hicieron.
V 21 “Y decían
el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos
la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido
sobre nosotros esta angustia”
José buscaba cualquier oportunidad
para hacerles sentir a sus hermanos parte de lo que el sintió cuando ellos lo despreciaron
hasta buscar su muerte. 44: 1-2 “Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de
alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero
de cada uno en la boca de su costal. 44:2 Y pondrás mi copa, la
copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él
hizo como dijo José.”
Pero no es bueno mantener nuestro enojo con los que nos ofenden
es necesario dejar que Cristo sane nuestro corazón. Salmo 147: 3 “El sana a los quebrantados de corazón, Y
venda sus heridas.”
Las personas que están esclavas del
mundo siempre nos van a herir pero si nosotros no perdonamos estamos tan
esclavos como ellos. Mateo 6: 14- 15 “Porque si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
Si ahora somos de Cristo tenemos
que aprender a perdonar tal como él lo hizo con nosotros. Colosenses 3: 13 “soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”
No podemos decir que amamos a
Jesucristo y tener un corazón endurecido con los demás. 1 Juan 4: 20-21 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y
aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha
visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.”
4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.”
Si tienes ganas de llorar no te
contengas eso liberara a tu alma. 45: 1-2 “No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban
al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie
con él, al darse a conocer José a sus hermanos. 45:2 Entonces se
dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón” lo peor
que puede hacer una persona cuando está pasando por un intensó dolo es
obligarse a no llorar.
La mejor forma de sanar nuestro corazón
es entendiendo que todo lo que nos pasa a nosotros es porque Dios tiene un
propósito en nuestra vida. 45: 8 “Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me
ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en
toda la tierra de Egipto”
Recuerda que todos nos podemos
equivocar, todos podemos dañar el corazón de los demás. Deja que Jesucristo
tome tu dolor el te podrá enseñar a perdonar y en ese momento del perdón tu
corazón será sano.
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