Una de las grandes falencias del
ser humano es la incapacidad de amar, sobre todo porque no sabemos muy bien que
es el amor.
El amor es mucho más que un
sentimiento o una emoción que nos hace sentir bien.
Muchas veces se cree que el amor es
lo que nos hace sentir felices cuando estamos junto a alguien que nos hace
sentir bien.
Por
eso el amor en el mundo es tan frágil y tan perecedero, con la misma facilidad
como una persona dice enamorarse también cuando le conviene deja de amar.
El amor es la fuerza que nos motiva
a actuar, a realizar actividades que sin estar enamorados nunca lo podríamos hacer.
El amor tiene la capacidad de
hacernos soportar sufrimientos o cualquier clase de dolor físico o emocional.
El verdadero amor nos lleva a
desear que otros sean felices. Filipenses 2: 3-4 “Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a él mismo; 2:4 no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros.”
El amor genera unidad en las
personas. Juan 17: 21 “para que todos sean uno; como tú, oh Padre,
en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo
crea que tú me enviaste.”
El amor tiene la capacidad de
sanar. 1 Pedro 4: 8 “Y
ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud
de pecados.”
El amor nos hace servir a los demás
sin mortificarnos o cargarnos. Gálatas 5:
13 “Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como
ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.”
El verdadero amor consiste en
podernos entregar por los demás, desacomodarnos nosotros para acomodar a los demás.
Juan 15: 13 “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su
vida por sus amigos.”
Dios mismo nos dio ejemplo de ese
amor. Juan 3: 16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.”
Si un padre de familia esta con su
hijo al lado de una piscina y mira que su hijo se está ahogando lo más seguro
es que sale corriendo y de manera desesperada se lanza al agua para sacarlo;
pero si el que se cae al agua es su enemigo el que le molesta la vida, lo más
seguro es que no se tirara al agua con la misma desesperación y hasta es
posible que pida ayuda para que lo saquen pero él no se tira.
Jesús sabe que lo único que lograría
que el hombre viva en paz en esta tierra es si aprendemos a amarnos los unos a
los otros. Juan 13: 34 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis
unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.”
Los discípulos de Jesucristo debemos
distinguirnos por el amor verdadero de los unos a los otros. V 35 “En
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros.”
El amor hace que nuestra manera de
hablar y de tratar cambie. Efesios 4: 31- 32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira,
gritería y maledicencia, y toda malicia. 4:32 Antes sed benignos
unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también
os perdonó a vosotros en Cristo.”
Deja en ti fluya el amor de Jesús,
y tu vida y la de los demás será transformada en algo maravilloso