Imagina
por un momento cómo te sentirías haciendo precisamente lo que más te gusta y
disfrutando hacer precisamente lo que haces, y recibir un pago generoso por
ello.
Imagina la energía e inspiración que tendrías viviendo y experimentando esa situación.
Ahora,
imagínate cómo te sentirías levantándote cada mañana con un freno echado y una
carga sobre tus hombros porque te ves obligado a ir a trabajar haciendo algo
que detestas. La diferencia es grande, ¿no es así? ¿Es realmente posible hacer
aquello que te encanta? No sólo es posible, es perfectamente factible.
Lo
mismo sucede en la vida espiritual cuando amamos lo que somos, es decir cuando nuestro
deleite es ser cristianos y servir a Dios siempre estaremos dispuestos a dar lo
máximo de nosotros en lo físico, en lo espiritual y en lo económico.
Jesús
pudo enseñarles esto a sus discípulos a través de la vida de una mujer viuda
que tal vez no tenía muchos recursos pero si tenía muchas ganas de darlo todo
por Dios.
Lucas
21: 14 “Levantando
los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.
21:2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 21:3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. 21:4 Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.”
21:2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 21:3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. 21:4 Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.”
En
que radica tu felicidad ¿en lo que haces en lo que esperas recibir por lo que
haces?
Si
un atleta entrena fuerte siete días a la semana porque lo que más anhela es
ganarse la medalla de oro, mientras tenga la esperanza de ganar entrenara duro,
si se la gana será feliz, pero si pierde será una persona infeliz.
Pero
si ese atleta entrena por que ama lo que hace no importa si gana o pierde
siempre será feliz.
Si
una persona trabaja duro solo pensando en lo que va a ganar, será feliz
mientras tenga este deseo, o cuando reciba su paga. Pero será una persona
infeliz el día en que tal vez no gane lo que espera por su trabajo.
En
lo espiritual sucede lo mismo si alguien busca a Dios solo por lo que espera recibir.
Por un milagro, será el cristiano más feliz mientras reciba lo que espera, pero
será el cristiano decepcionado, frustrado o infeliz el día en que Dios no le conceda
lo que esperaba.
Si
te congregas solo por que el templo es muy bonito, o la iglesia es la más
numerosa y tú amas las montoneras, un día eso se puede acabar y llegaras a ser
la persona más infeliz, ¿pregúntate porque te congregas amas a Dios no importa
si te hace milagros o no? Para el pueblo de Israel el orgullo más grande era su
templo por las riquezas que en él había. V 5-6 “Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado
de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo:
21:6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.”
21:6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.”
Recuerda
has las cosas porque amas hacerlas y no por lo que esperas recibir por ellas.