viernes, marzo 29, 2013

Ama lo que haces. Lucas 21.


Para tener una vida feliz es necesario disfrutar lo que se hace y con las personas que se hace.

Imagina por un momento cómo te sentirías haciendo precisamente lo que más te gusta y disfrutando hacer precisamente lo que haces, y recibir un pago generoso por ello.

Imagina la energía e inspiración que tendrías viviendo y experimentando esa situación.
Solo cuando uno ama lo que hace está dispuesto a esforzarse a lo máximo sin cansancio.

Ahora, imagínate cómo te sentirías levantándote cada mañana con un freno echado y una carga sobre tus hombros porque te ves obligado a ir a trabajar haciendo algo que detestas. La diferencia es grande, ¿no es así? ¿Es realmente posible hacer aquello que te encanta? No sólo es posible, es perfectamente factible.
Lo mismo sucede en la vida espiritual cuando amamos lo que somos, es decir cuando nuestro deleite es ser cristianos y servir a Dios siempre estaremos dispuestos a dar lo máximo de nosotros en lo físico, en lo espiritual y en lo económico.
Jesús pudo enseñarles esto a sus discípulos a través de la vida de una mujer viuda que tal vez no tenía muchos recursos pero si tenía muchas ganas de darlo todo por Dios.
Lucas 21: 14 “Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. 
21:2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 21:3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos.  21:4 Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
En que radica tu felicidad ¿en lo que haces en lo que esperas recibir por lo que haces?
Si un atleta entrena fuerte siete días a la semana porque lo que más anhela es ganarse la medalla de oro, mientras tenga la esperanza de ganar entrenara duro, si se la gana será feliz, pero si pierde será una persona infeliz.
Pero si ese atleta entrena por que ama lo que hace no importa si gana o pierde siempre será feliz.
Si una persona trabaja duro solo pensando en lo que va a ganar, será feliz mientras tenga este deseo, o cuando reciba su paga. Pero será una persona infeliz el día en que tal vez no gane lo que espera por su trabajo.
En lo espiritual sucede lo mismo si alguien busca a Dios solo por lo que espera recibir. Por un milagro, será el cristiano más feliz mientras reciba lo que espera, pero será el cristiano decepcionado, frustrado o infeliz el día en que Dios no le conceda lo que esperaba.
Si te congregas solo por que el templo es muy bonito, o la iglesia es la más numerosa y tú amas las montoneras, un día eso se puede acabar y llegaras a ser la persona más infeliz, ¿pregúntate porque te congregas amas a Dios no importa si te hace milagros o no? Para el pueblo de Israel el orgullo más grande era su templo por las riquezas que en él había. V 5-6 “Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo
21:6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.
Recuerda has las cosas porque amas hacerlas y no por lo que esperas recibir por ellas.






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