Cuando hablamos de un hombre
conquistador inmediatamente se nos viene a la cabeza un hombre galán, capaz de
enamorar a cualquier mujer.
La conquista no solo tiene que ver
con mujeres u hombres.
Conquista
es lograr algo con mucho esfuerzo, habilidad o empeño. Las conquistas pueden ser
pacíficas, como cuando se adueña del amor o cariño de otro individuo mediante bonitas
palabras o actitudes galantes, o pueden ser armadas como cuando un estado
obtiene territorios en virtud de la guerra.
Para lograr conquistar algo es necesario
saber muy bien qué es lo que quiero, es muy difícil luchar por algo que no se
conoce. También es fundamental anhelar querer aquello por lo cual estoy
luchando.
Jesús se había propuesto conquistar
la tierra la cual Satanás tiene en posesión. Cuando alguien quiere luchar por
algo es muy común que otras personas quieran matarle sus deseos. V 2 “Y los principales sacerdotes y los
escribas buscaban cómo matarle; porque temían al pueblo.”
Satanás no quiere que los
cristianos luchen de la mano de Jesús por cumplir con su sueño de salvación y
vida eterna y conquistar la tierra. En lo secular tampoco quiere que los seres
humanos logremos nuestras metas. Por esto influye en otras personas y las
utiliza para truncar nuestros sueños. V 3 “Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual
era uno del número de los doce;”
No importa los intentos que haga Satanás
por destruir nuestros sueños a través de otras personas, siempre tenemos que
seguir adelante sin detenernos.
Es necesario que busquemos
cualquier oportunidad para estar con los nuestros y fortalecer nuestra relación.
Saca tiempo para compartir con tu familia esto te dará fuerzas para seguir
luchando. V 15 “Y les dijo: ¡Cuánto
he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!”
La mejor manera de mantener una
buena relación con los demás es a través del servicio. El servicio da valía a
una persona. V 27 “Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a
la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre
vosotros como el que sirve.”
Un verdadero luchador es aquel que
no se deja afectar por el rechazo o el abandono de los demás. V 34 “Y él le dijo: Pedro, te digo que
el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.”
Solo la oración nos fortalece y nos
prepara para la conquista. V 39 “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus
discípulos también le siguieron.”
Entre más dura sea la batalla, mas
se debe incrementar la oración. V 44 “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor
como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.”
Los hombres estamos hechos para
conquistar y ser unos vencedores, pero es necesario luchar y confiar en el
poder de Jesucristo.