La
vida que nosotros tenemos y que tanto nos jactamos de ella no es nuestra, le
pertenece a Dios él es quien nos la dio. Hechos 17: 25 “ni es honrado por manos
de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y
aliento y todas las cosas.”
Por
lo tanto solo el temor a Jehová es lo que nos mantiene con vida. Proverbios 14:
27 “El temor de Jehová es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte.”
Solo
encontrando a Jehová encontraremos la vida. Salmos 8: 35 “Porque el que me halle,
hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová.”Para apartarse de los lazos de la muerte.”
Jesús
nos enseña a través de la parábola de
los labradores malvados.
Jehová es el que planto la
villa, el que creó la vida. V 9 “Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña”
Nosotros
somos los labradores. V 9 b “la arrendó a labradores,
y se ausentó por mucho tiempo” dios nos ha dado el poder de
labrar nuestra propia vida, el es el labrador por naturaleza nosotros somos
hechos a su imagen y semejanza. Juan 15: 1 “Yo
soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.”
La
viña es la vida que Dios dejo a nuestro cuidado, nuestra función es cuidarla
para poder disfrutar de sus frutos. Los frutos que produzca nuestra vida le
pertenecen a Dios, es él quien nos dio los dones y talentos para lograrlo. Por
su misericordia el nos permite disfrutar de esos frutos.
Dios
nos dio la vida para que la pusiéramos a producir. Para dar buen fruto se necesita
cuidar, proteger, el hombre se ha olvidado que la vida es de Dios y ha empezado
a descuidarla tanto que cada día la lleva al deterioro y la degradación. V 10 “a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del
fruto de la viña;”
Dios
enviaba siervos para recordarles que la viña era del hombre que la planto. Pero
ellos no hacían caso, hoy Dios sigue enviando personas para que nos anuncien la
verdad y nos recuerden que la vida es de Dios pero igual los ignoramos. V 12 “Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron
fuera, herido.”
El
dueño de la viña toma la decisión de enviar a su propio hijo con el fin de
pedir cuentas y exigir los frutos. Jehová de los ejércitos ha enviado a su
propio hijo para rescatarnos de la destrucción y empecemos a dar frutos. V 13 “Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo
amado; quizás cuando le vean a él, le tendrán respeto.”
El
hombre se ha aferrado a la vida y a este mundo y no quiere aceptar que nuestra
morada esta en el cielo. 2 Corintios 5: 1 “Porque sabemos que si nuestra morada
terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una
casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.”
Dios
permite que en este mundo tengamos dificultades para que anhelemos el cielo, si
el hombre viviera en este mundo de manera cómoda y sin ningún sufrimiento nunca
aceptaría el plan de salvación y vida eterna allá en el cielo.
El
hombre cree que la vida es suya y no quiere cambiar su manera de actuar, por
eso arremete aun contra el hijo del dueño. V 14 “Mas
los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero;
venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra”
La
forma de vida que el hombre tiene no es la correcta, Jesucristo puede cambiar, corregir,
restaurarnos y hacer que vivamos de la forma como Dios lo estableció desde un
principio. Dios quiere que vivamos en esta tierra como en un paraíso pero sin
dejar a un lado la esperanza de vivir en nuestra morada eterna el cielo.
El
no aceptar a Cristo puede traer destrucción para nosotros, recibir a Cristo en
nuestro corazón es mucho más que una simple oración, es comprometernos con Dios,
dejar que el gobierne nuestra vida, y aceptar el cambio que él tiene para
nosotros. V 16 “Vendrá y destruirá a estos labradores, y
dará su viña a otros.
Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre!”
Solo
Cristo puede cambiar nuestra vida y hacer de este mundo un verdadero paraíso en
nuestro hogar y en nuestro corazón.