Las personas de éxito son aquellas que su motivación para hacer las cosas es muy importante, del porque hacemos las cosas depende que logremos grandes propósitos o no logremos nada.
La
motivación para lo que hacemos es lo que nos hace triunfar en lo espiritual, en
lo económico, en el estudio o la familia.
El dar no
solo tiene que ver con lo material tal como el dinero, podemos dar amor,
amistad, alegría. Hechos 20: 35 “En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los
débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Más bienaventurado
es dar que recibir».”
Ayudar a
que los demás siempre estén en función de mejorar su vida es una forma de dar.
El ayudar de manera desinteresada causa felicidad.
Muchas
personas cristianas son infelices porque lo único que hacen es buscar una
iglesia donde le puedan ayudar o dar, los cristianos felices son aquellos que
buscan un lugar para congregarse y poder ayudar a quienes lo necesiten.
Debemos
saber por qué hacemos las cosas tanto en el área espiritual como en la secular.
Como debemos hacer las cosas.
1. Ayudando
sin ningún interés de recompensa o de fama. V 2 “Cuando, pues, des
limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os
digo que ya tienen su recompensa.”
muchas personas hacen buenas obras, pero no porque sean muy buenos, lo hacen
simplemente porque esperan ser más populares.
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1.1. Dios quiere que hagamos buenas
obras, pero por amor. V 3 “Mas cuando tú des limosna, no sepa
tu izquierda lo que hace tu derecha,” las
personas que hacen cosas para los demás, pero de manera interesada por lo
general se sienten vacíos y decepcionados cuando no consiguen el reconocimiento
que esperaban.
2. Debemos
orar por agradecimiento y no solo por necesidad de un milagro. V 5 “Y
cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa” no se
trata de competir por quien es el que ora mejor no te conviertas en un
profesional de la oración. La oración más que de técnica se trata de corazón. V
7 “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que
por su palabrería serán oídos”
La
verdadera oración se la hace con humildad. Así estés en un lugar público
aprende a estar en intimidad con Dios. V 6 “Mas tú, cuando ores,
entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto;
y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” tu corazón puede ser tu aposento y tus ojos pueden
ser las puertas. No permitas que nada te impida estar en la presencia de Dios.
3. Debemos
orar porque necesitamos tiempo para estar a solas con Cristo. V 16 “Cuando ayunéis, no
seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para
mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”
los ayunos que se organizan con el ánimo de solo pedir milagros son
desagradables para Dios. Zacarías 7: 5-6 “Habla a todo el pueblo del país, y a
los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el
séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí? Y cuando coméis y
bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?”
4. Debemos
actuar sin ambición. V 19 “No os hagáis tesoros en la tierra,
donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan”
trabajar duro tan solo para acumular dinero hace que la vida no tenga sentido.
Nuestro trabajo debe tener una motivación y que mejor que esa motivación sea
nuestra familia y el reino de Dios.
No
permitiendo que el dinero controle nuestra vida. V 24 “Ninguno puede servir a
dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” tener dinero o anhelar tenerlo no es malo lo malo es
el excesivo amor al dinero. 1 Timoteo 6: 10 “porque raíz de todos los males es el
amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores.”
Él nos
saber para qué hacemos las cosas causa afán y desesperación. V 25 “Por
tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis
de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que
el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” no
importa cuánto te afanes las cosas siempre serán como son. V 27 “¿Y
quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”
esto no quiere decir que no debemos tener planes para nuestra vida.
No hagas
las cosas tan solo por hacerlas antes de emprender una actividad piensa para
que la vas hacer y sobre todo para quien. Las personas de éxito son aquellas
que sus actos no son egoístas sino altruistas.