sábado, mayo 30, 2015

La caída de un Gigante. Isaías 23

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Cuando hablamos de un gigante no estamos refiriéndonos a una persona de gran tamaño físico. Hay muchos que por los logros que han alcanzado se les puede decir que son unos gigantes.
Dios nos hizo con la capacidad de lograr lo que nos propongamos y esto nos hace ver como gigantes. El problema es que muchas personas cuando ya han logrado sus metas se derrumban como por arte de magia.
Por los dones y  las habilidades que Dios nos ha dado es muy fácil escalar al éxito lo difícil es mantenernos en él.
Tiro era una ciudad muy importante era una potencia que dominaba todo el comercio marítimo en el mediterráneo oriental. V 3 “Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones.
Pero a pesar de todo su poder su día de destrucción estaba cerca. V 1 “Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado.
¿Quién podría decretar semejante catástrofe para una ciudad de tanto poder? ¡Jehová! él tiene el poder para dar o para quitar. V 8-9 “¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra.
Recomendaciones para no caer de la cúspide.
1. Nunca confíes solo en tu poder. V  10, 14 “Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder, Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza.
2. El que este de pie cuídese de no caer. Entre más alto estemos más nos tenemos que cuidar. Entre más alto estemos en la montaña los vientos serán más fuertes. Al comienzo de la montaña los vientos son suaves menos peligro hay de caer. 1 Corintios 10: 12 “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga
3. Nunca digas a mí no me puede pasar o yo soy el mejor.  Deuteronomio 9: 4 “No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti.
4. Recuerda de donde te rescato Dios. 1 Corintios 6: 10 – 11 “ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
5. Prepárate para el fracaso. Proverbios 24: 16 “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal” las personas que solo se preparan para el éxito el día en que caen no se vuelven a levantar.
6. No confíes en el mañana sin antes confiar en Jesucristo. Nosotros disponemos de la vida que nos ha regalado Dios si a él le place quitarte la vida en este instante lo puede hacer a él le pertenece.  Santiago 4: 13-16 “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos, cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;
7. Nunca creas que lo que tienes es por tu fuerza o capacidad. Deuteronomio 8: 17-18 “y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza, Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día
8. No seas arrogante o soberbio. Salmos 138: 6 “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.” los arrogantes por lo general se quedan solos.

Por muy alto que Dios te haya puesto siempre mantén la humildad. Las personas humildes se ganan el corazón de Jehová y de las demás personas. Los arrogantes se vuelven insoportables.