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No siempre el huir es de cobardes muchas veces el huir es de sabios. Si tú sabes que estas en desventaja y que con lo que tienes no puedes hacer frente a tu enemigo es mejor huir para poder recobrar fuerzas. El huir también hace parte de un plan de guerra o de administración. Lucas 14: 28-32 “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? 14:29 No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 14:30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. 14:31 ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? 14:32 Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.”
El adagio popular dice es mejor que
digan aquí corrió a que digan aquí murió. David tenía que huir de su propio hijo
ya que se encontraba en desventaja. V 21 “Y después que se hubieron ido, aquéllos salieron del
pozo y se fueron, y dieron aviso al rey David, diciéndole: Levantaos y daos
prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros”
David era un hombre de guerra. V 8
“Y
añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que
están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus
cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el
pueblo.” pero a
pesar de su capacidad no dudo en ningún momento en huir. V 22 “Entonces David
se levantó, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que
amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.”
Los enemigos de quienes tenemos que
huir no necesariamente pueden ser personas. Nuestros enemigos y quizá los más
peligrosos son las emociones y las circunstancias que se nos pueden presentar
en la vida.
José tuvo que huir de la tentación
de estar con una hermosa mujer. Génesis 39: 11-12 “aconteció que
entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa
allí.
39:12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.” piensa por un momento ¿de qué tienes que huir tú?
39:12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.” piensa por un momento ¿de qué tienes que huir tú?
Nuestras tentaciones no
necesariamente tienen que ser las mujeres o los hombres en el caso de las
mujeres.
Hay muchas tentaciones de las cuales tenemos que huir.
1. La tentación de ganar dinero
fácil a través de un negocio ilícito. La ambición, la codicia nos pueden hacer
caer.
2. La tentación de quedarse
durmiendo cuando tenías que trabajar, ir al culto, leer la palabra de Dios o simplemente
tenías que hacer algo que era muy importante.
3. La tentación de comer cosas que
sabes que te hacen daño y que el medico te lo prohibió. Y que siempre dices lo
mismo: “Esta es la última vez”
4. La tentación de volver a ese
pasado de donde un día Jesucristo nos sacó. Nunca mires hacia atrás siempre mira
hacia tu nueva meta. Que tus ojos nunca se aparten de Jesucristo.
5. La tentación de menospreciarte y
creer que no vales nada. Hay muchas personas que les encanta hacerse sentir
lastima para llamar la atención de los demás.
Estas son tan solo algunas cosas de
las que tenemos que cuidarnos o huir de ellas. Nunca creas que estas exento de
caer. Cuídate cada día y sobre todo nunca te sueltes de la mano de Jesucristo.
Solo él nos puede ayudar a mantenernos en pie.