Jesucristo nos perdonó de todos
nuestros pecados a pesar de que lo único que merecíamos era la muerte.
Si nosotros fuéramos perdonados por
nuestras buenas obras o por el trabajo que desempeñemos ya no sería por misericordia.
No hay
nada que el hombre pueda hacer para decir que es merecedor del perdón de
cristo.
El pueblo de Israel constantemente vivía
decepcionando a Dios de manera frecuente estaba haciendo lo malo delante de Dios.
V 6 “Pero
los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y
sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de
Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses
de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron.”
Nada diferente a lo que sucede hoy
en día, un día somos los más entregados a Jesucristo queremos servir en todos
los ministerios de la iglesia y al día siguiente ya queremos que nos saquen de todos
los ministerios porque estamos desanimados o haciendo lo que a Dios le
desagrada.
Las consecuencias de nuestros actos
no se hacen esperar y empezamos a vivir una vida desagradable y tormentosa. V 7
“Y se
encendió la ira de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los
filisteos, y en mano de los hijos de Amón;”
Y la historia sigue repitiéndose cuando
ya sentimos que no podemos, cuando ya hemos tocado fondo nos acordamos de Jesucristo
y nos arrepentimos de lo que hacemos. V 10 “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová,
diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios,
y servido a los baales.”
Nosotros ofendemos tanto a Dios que
sentimos que el ya no nos quiere ayudar y que ahora si de verdad estamos solos.
V 13-14 “Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a
dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más. 10:14 Andad y
clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de
vuestra aflicción.”
Padre es padre y su corazón nunca permanece
duro para siempre en contra de sus hijos. El corazón de un padre siempre es sensible.
V 16 c “y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel”
Hay cosas que mueven el corazón de Jehová:
1. Un Corazón arrepentido. V 15 a “Y los hijos de
Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado;” arrepentimiento es cambiar de dirección,
no hacer lo malo que se estaba haciendo.
2. Un corazón humillado delante de él.
15 b “haz tú con nosotros como bien te parezca;” Dios
nunca desprecia a una persona que se humilla. Salmo 51: 17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón
contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”
3. La decisión de cambiar y volver
a empezar. V 16 a “” Jehová es un Dios que siempre está dispuesto a darnos otra
oportunidad.
4. Una persona dispuesta a servir. V
16 b “y sirvieron a Jehová;” el
servicio dignifica a una persona. Juan 12: 26 “Si alguno me
sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno
me sirviere, mi Padre le honrará.”
El amor de Dios es maravilloso. Su misericordia
es infinita lo único que debemos hacer es arrepentirnos de corazón, aceptar que
solo Jesucristo puede transformar nuestra manera de vivir. Deja de luchar en
tus fuerzas deja que Jesucristo se encargue de ti.