El pecado sexual comienza en la mente, los seres humanos somos cuerpo, alma y espíritu. Como cristianos por lo general siempre estamos preocupados solo por nuestra parte espiritual y nuestra alma ya que consideramos que es ella la que se condena o se salva.
A muchos cristianos se nos olvida
que el alma es la que maneja nuestra parte emocional, nuestros sentimientos,
pero principalmente el alma maneja
nuestra parte mental es decir nuestros pensamientos.
El semen y la sangre en condiciones
normales son generadores de vida. Deuteronomio
12: 23 “Solamente
que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no
comerás la vida juntamente con su carne”
En condiciones anormales estos
elementos se pueden convertir en inmundicia en nuestro cuerpo. Flujo de semen. Levítico
15: 2 “Hablad a
los hijos de Israel y decidles: Cualquier varón, cuando tuviere flujo de semen,
será inmundo.” Menstruación.
Levítico 15: 19 “Cuando
la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días
estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche.”
No era la sangre lo que producía inmundicia,
era una mala higiene en el cuerpo lo que contaminaba y producía infecciones. V 21
“Y cualquiera que
tocare su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será
inmundo hasta la noche.”
No era el semen lo que producía impureza,
era las condiciones anormales en la que se efectuaba la eyaculación. Cuando el
semen no era para generar vida. Génesis 38: 9-10 “Y sabiendo Onán que la descendencia no
había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano,
vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano. 38:10 Y
desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.”
La masturbación, las emisiones nocturnas
pueden constituirse en flujos anormales que causan inmundicia.
Estos flujos pueden ser producto de
nuestra mente; ¿pero que puede estimular a nuestra mente para que los produzca?
1. Lo que vemos. Nuestros ojos son
el canal entre el mundo y nuestra mente.
2. Lo que oímos. La televisión y
las personas con quien nos relacionamos pueden influir de manera importante en
nuestra forma de pensar.
3. Deseos reprimidos. La insatisfacción
en la pareja puede producir necesidades en nuestro cuerpo que Satanás utiliza
para incitar a tener prácticas no agradables a Dios. 1 Corintios 7: 5 “No os neguéis el uno al otro, a no ser
por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la
oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de
vuestra incontinencia.”
Estos flujos sin una buena práctica
de higiénica producen infecciones y diversas enfermedades, es por eso que la
palabra de Dios y ahora también los médicos recomiendan mantener una higiene
adecuada después y antes de cualquier contacto físico en la pareja. V 18 “Y cuando un hombre yaciere con una
mujer y tuviere emisión de semen, ambos se lavarán con agua, y serán inmundos
hasta la noche”
Lo único que podía limpiar y
purificar a una persona era teniendo una buena relación con Dios, en la antigüedad
se lo conseguía a través de sacrificios u ofrendas de animales. V 14 “Y el octavo día tomará dos tórtolas o
dos palominos, y vendrá delante de Jehová a la puerta del tabernáculo de
reunión, y los dará al sacerdote;”
Hoy en día la uniforma que tenemos
para ser purificados es Jesucristo, y la única forma de no permitir que nuestra
mente sea utilizada por las tentaciones de Satanás es manteniéndola ocupada con
la palabra de Dios.
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