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Noé era un hombre justo y aunque falló y se equivoco cuando por su irresponsabilidad se embriago y causo el pecado de su hijo.
El y su familia honraban a Dios, pero empezó a pasar el tiempo la tierra empezó a poblarse, la descendencia de sus hijos era numerosa, como nos lo muestra el capitulo 10. V: 1 “Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio.”
La gente empezó a multiplicarse y a olvidarse de la honra a Dios.
Lo mismo sucede en este tiempo, cuando una persona dice tener muchos años de vida cristiana debería así mismo aumentar la honra a Dios, pero muchas veces sucede todo lo contrario. Vamos perdiendo el primer amor, ya no lo buscamos con ternura, lo hacemos con amargura de corazón, solo exigiendo un favor para nosotros.
O lo que es más grave cuando comenzamos a servir a Dios, se nos olvida de quienes éramos, Dios empieza a respaldar la obra de nuestras manos y desplazamos a Dios y queremos la gloria para nosotros.
Es lindo ver mi nombre en un afiche, que se me escuche aquí y allá, que alguien diga:- ¿conoces a fulano de tal?- Y que el otro responda: -¡Oh! ¡Claro que sí! ¡Cómo no conocer de él, claro que lo conozco! ¡Qué hombre de Dios!- Pero cuidado, eso nos lleva a caer en un terreno bajo y resbaladizo, que acaba en lo que tantos han acabado, edificando sus propios reinos, y olvidando la esencia del evangelio. Olvidando que Jesús mismo dijo: Mateo 23: 5-7 “Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí...” Olvidando que quien era Dios se hizo hombre, y siendo maestro se hizo servidor y lavó los pies de sus discípulos en vez de exigir que sea al revés, enseñando cómo se debía servir.
Dios no está en contra del progreso. Entonces qué es lo que le molesta:
1. La Ambición. Génesis 11: 4 a “Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo” apetito exagerado por sobresalir más que los demás, en este caso ellos querían llegar a la altura de Dios. Hay muchas personas que tienen problemas porque siempre quieren sobresalir aun por encima de sus superiores. No respetan las jerarquías, son personas de deshonra.
2. La vanagloria. V 4 b “y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.” Querían fama para su propia conveniencia. Solo por figurar. Se les olvido que el único nombre de importancia sobre la tierra es Jehová.
Eran un pueblo unido, uno de los principios del éxito, si queremos prosperar en algo es necesario unirnos, la unidad trae la fuerza. V 6 “Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.” Dios mismo reconoció que si este pueblo se mantiene unido como uno solo nadie los podría detener.
Solo que en este caso la unidad seria para enfrentarse a Dios, y para eso ya no sirve. Así se una el mundo entero si se enfrenta a Dios siempre saldrá perdiendo. Dios invirtió el principio de unidad. Dividió al pueblo. Y dejaron de edificar. V 8 “Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.”
Hay una sola forma para que los seres humanos podamos unirnos, ¿sabes cuál es? Es algo que cada día se pierde y por eso los hogares se destruyen y las naciones viven en guerra. ¿Ya lo descubriste? Lo que mantiene en unidad a la gente es el dialogo, es el hablar. V 7 “Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.”
Jehová confundió su lengua, ellos ya no se entendían, la única forma de podernos entender con alguien es a través del dialogo, a través del hablar.
Si tu hogar se está destruyendo, si ya no construyen juntos, tal vez es porque ya no se están entendiendo. Y si ya no se están entendiendo es porque ya se escaseó el hablar.
El mandato de Dios para que las familias permanezcan en unidad es hablar a tiempo y aun fuera de tiempo nunca es tarde para intentarlo. Efesios 4: 26-27 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 4:27 ni deis lugar al diablo.” Cuando una persona se enoja por lo general no habla, se enmudece.
El enmudecer muchas ves solo trae dolor. Salmo 39: 2 “Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; Y se agravó mi dolor.”
Si quieres tener éxito en lo secular o en lo espiritual aprende a trabajar en equipo. Únete en oración con la iglesia y veras la gloria de Dios, únete con tu familia y tendrás grandes logros. Solo recuerda que no importa cuán alto Dios te permita llegar, siempre la gloria tiene que ser para el rey de reyes, Jehová el todo poderoso.
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