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Cada vez vemos con preocupación que la gente vive del afán. Una de las cosas que más ataca al ser humano está el afán que consiste en un estado de agitación y perturbación de la mente que no encuentra reposo y que se constituye en una fuente de todo tipo de duda, incertidumbre y ansiedad.
Dios quiere una vida maravillosa
para su pueblo pero el afán de conseguir las cosas a hecho que lo que era para
bendición se convierta en maldición. Este fue el caso de Abraham y su esposa
Dios les prometió un hijo el tiempo pasaba y llego la desesperación al corazón
de Sarai y la obligo a buscar una solución de acuerdo a lo que ella creía. V
1-2 “Sarai mujer de Abraham
no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. 16:2
Dijo entonces Sarai a Abraham: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego,
pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abraham
al ruego de Sarai.”
El afán hace que tomemos decisiones
que pueden traer problemas a nuestra vida y a la vida de los demás. V 4 “Y él se llegó a Agar, la cual concibió;
y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.”
El afán no nos hace disfrutar lo
que hacemos, hay personas que están almorzando pero es tal su afán que muchas
veces no se dan cuenta a qué horas se comieron lo que tenían en el plato
quedándose con la sensación de insatisfacción. V 5 “Entonces Sarai dijo a Abraham: Mi
afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira
con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo”
El estar sometido al afán hace que
las personas se conviertan en problemáticas, siempre viven en conflicto consigo
mismo se llenan de estrés tanto que terminan lastimando a quienes le rodean. V
6 “Y respondió Abraham
a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te
parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.”
El único que puede restaurar
nuestra vida y la de los demás es Jesucristo. V 9 “Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete
a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano” filipenses 4: 6 “Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias”
La mejor manera de dejar el afán es
entendiendo que en la vida para todo hay tiempo, Dios es un Dios de orden.
Eclesiastés 3: 1 “Todo
tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”
Cuando el afán domina la mente y el
corazón del hombre lo deja incapacitado para tomar decisiones acertadas.
Eclesiastés 8: 7 “Porque
para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es
grande sobre él; 8:7 pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de
ser, ¿quién se lo enseñará?”
El afán hace que una persona sea
imprudente y cometa muchos errores. Que después le causan problemas. Proverbios
23: 4 “No te
afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste”
El enemigo para el cristiano es el
afán. Lo presiona de tal manera que termina alejándose de la palabra de Dios.
Lucas 8: 14 “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen,
pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la
vida, y no llevan fruto”
Descansa en Jesucristo, no permitas
que el afán te impida disfrutar de las maravillas que Jesucristo tiene para ti,
disfruta de la vida tomado de la mano de Jesús. La fe verdadera en Jesucristo
trae reposo a nuestra alma.
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