Lo único cierto de esto es lo que dice la palabra de Dios que los tiempos de Dios son muy diferentes a los tiempos del hombre. 2 Pedro 3: 8 “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”
Desde la antigüedad hasta nuestros
días esto ha sido una verdad. Salmo 90: 4 “Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de
ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche.”
La verdad es que nadie sabe cuándo serán los tiempos del
señor. Mateo 24: 36 “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun
los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”
Por esta razón no voy a tratar de
dar una nueva interpretación de los mil años. Lo único que quiero es rescatar
algo que es muy importante y es el saber que no importa cuál sea el tiempo lo cierto
es que al final Satanás será derrotado. Apocalipsis 20: 10 “Y el diablo que los engañaba fue
lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso
profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”
No podemos pasarnos la vida
pensando cuando será atado Satanás por los mil años. 20: 2 “Y prendió al dragón, la serpiente
antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;” con
nuestros buenos actos podemos atar a Satanás, es decir lo dejamos sin capacidad
de actuar en nuestra vida. De nada sirve que gritemos en voz alta atándolo si
en seguida nuestro comportamiento no es el más apropiado delante de Dios y de
los demás.
Mientras esto sucede Satanás
siempre tratara de engañar al mundo y al pueblo de Dios. Por lo tanto en lugar
de estar discutiendo por cosas que muchos no entienden deberíamos estar
atentos. V 8 “y saldrá
a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y
a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la
arena del mar.”
Lo único que podemos hacer es estar
siempre velando en oración. Mateo 24: 42 “Velad, pues, porque no
sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor”
Jesucristo vendrá cuando menos lo
esperemos. Es por eso que tenemos que vivir cada día como si fuera el último.
Mateo 24: 44 “Por tanto, también vosotros estad preparados;
porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”
Por nuestras obras no somos salvos
esto quiere decir que no fueron nuestros actos lo que determinaron que tengamos
salvación y que estemos inscritos en el libro de la vida, todo lo conseguimos
por la misericordia de Dios y por el rescate que pago Jesucristo con su vida.
Saber que por nuestras obras
seremos juzgados nos estimula a tener una vida agradable a Jesucristo y nos impide
volverá ese mundo de inmundicia que nos saco Cristo. V 13 “Y el mar entregó los muertos que había
en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y
fueron juzgados cada uno según sus obras”
Debemos estar agradecidos con
Jesucristo que por su sangre hoy tenemos inscritos nuestros nombres en el libro
de la vida y esto nos garantiza salvación y vida eterna a lado de Jesús. V 15 “Y el que no se halló inscrito en el
libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
Tenemos que siempre estar atentos,
el hecho que tengamos inscritos nuestros nombres no significa que no se puedan
borrar. Apocalipsis 3: 5 “El que venciere será vestido de vestiduras
blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre
delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”
Es necesario que siempre prediquemos
la palabra de Dios tal como el nos manda y tal como está escrita. El quitar o añadir
puede ser motivo de que nuestros nombres sean borrados del libro de la vida.
Apocalipsis 22: 19 “Y
si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su
parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro” Que le quitemos palabras a la biblia no significa
que le quitemos hojas; nosotros le podemos quitar o añadir cuando le damos
falsas interpretaciones y hacemos que la biblia hable lo que no quiere decir.
Recuerda que el tiempo del fin
nadie lo sabe pero si podemos estar cada día preparados para que no nos coja de
sorpresa y sobre todo para que Satanás no nos confunda.
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