Muchas personas le piden a Dios que
les de mucha prosperidad pensando que prosperidad es tan solo abundancia de
dinero, muchos creen que prosperidad es lo mismo que riqueza.
La
prosperidad de Dios nos das es la que nos permite vivir bien con lo que
tenemos, disfrutar lo que tenemos sea mucho o sea poco. José era un esclavo no tenía
ninguna propiedad, pero puesto que vivía bien en su condición de esclavo para
Dios era alguien prospero. Génesis 39: 2 “Mas
Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el
egipcio”
José aun estando en la cárcel
continuaba siendo un hombre prospero. Génesis 39: 20-21 “Y tomó su amo a José, y lo puso en la
cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. 39:21
Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en
los ojos del jefe de la cárcel”
Pablo era un hombre prospero el
sabia vivir bien en abundancia o en escases. Filipenses 4: 12 “Sé vivir humildemente, y sé tener
abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”
Jesucristo quiere que nosotros
seamos prosperados en todo, en especial en nuestra alma, es decir en nuestras
emociones. 3 Juan: 2 “Amado,
yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así
como prospera tu alma”
Ser prósperos en el alma es vivir
bien emocionalmente, saberse controlarse así mismo. No dejar que sus emociones
lo dobleguen. Una persona prospera no cambia su actitud de acuerdo a las circunstancias
que este viviendo.
Para Dios es más importante la
persona que puede dominarse así mismo que aquel que puede dominar una ciudad. Proverbios
16: 32 “Mejor es
el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su
espíritu, que el que toma una ciudad”
Una persona prospera en todo es
capaz de andar siempre por el camino de la verdad. 3 Juan: 3-4 “Pues mucho me regocijé cuando vinieron
los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la
verdad. 1:4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan
en la verdad.”
Una persona prospera no es egoísta,
La prosperidad nos hace buenos siervos de Dios. Una persona prospera en su alma
es una persona servicial. V 5-6 “Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a
los hermanos, especialmente a los desconocidos,
1:6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.”
1:6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.”
La prosperidad en nuestra alma la
adquirimos a medida que imitamos lo bueno, en este mundo y aun al interior de
las iglesias podemos ver buenos y malos ejemplos tu decides que imitar. V 11 “Amado, no imites lo malo, sino lo
bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a
Dios”
La verdadera prosperidad la da Dios
a través de su palabra. Josué 1: 8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que
de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te
saldrá bien.”
El
crecimiento de un cristiano tiene que ser integral. Debemos prosperar en
nuestro cuerpo pero también debemos prosperar en nuestra alma.
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