Cuando nosotros llegamos a la vida
cristiana y sobre todo cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón y
tomamos la decisión de bautizarnos lo que sucede es que morimos para el mundo
pero nacemos de nuevo para Cristo. Juan 3: 3 “Respondió Jesús y le dijo: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el
reino de Dios.”
Para muchos esto es imposible por
lo tanto le es difícil entender. V 4 “Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?”
Cuando
decidimos recibir a Cristo en nuestro corazón comienza en nosotros todo un
proceso de transformación.
Cuando una persona nace, comienza a
tener crecimiento y desarrollo para llegar a ser una persona adulta.
La iglesia de Corinto tenía un gran
problema, que en número creció de manera muy acelerada, de esta forma se salto
muchos pasos o procesos que le permitiría llegar a su madurez.
En una persona no es suficiente con
ser grande se necesita crecer, desarrollar y madurar. Hay quienes han crecido
pero no se han desarrollado. Algunas personas son muy grandes de manera física pero
todavía piensan y actúan como niños. En la sociedad dirían “son niños
especiales”.
Los cristianos no estamos para ser
tan solo unos espectadores en el templo. En nuestro nuevo nacimiento necesitamos
crecer pero también desarrollarnos.
Para que un niño tenga un buen
crecimiento y desarrollo necesita de algunas cosas como:
1. Una buena alimentación. 1
Corintios 3: V 2 “Os di a
beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,” la
verdadera comida para un hijo de Dios es la palabra y hacer la voluntad de su
padre. Juan 4: 34 “Jesús
les dijo: Mi
comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.”
2. Ejercitarce. El ejercicio en un
ser humano es indispensable para su desarrollo. En lo espiritual es lo mismo,
alguien que solo se la pasa comiendo palabra, pero no ejercitándose a través de
compartir, no puede crecer. Hebreos 5: 14 “pero el alimento sólido es para los que han alcanzado
madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el
discernimiento del bien y del mal.”
Cuando un niño llega a ser maduro,
deja de ser un problema para convertirse en ayuda para sus padres. La inmadurez
hace que se viva en conflictos. 1 Corintios 3: 3 “porque aún sois carnales; pues habiendo
entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis
como hombres?”
Características de la madures
espiritual:
1. Un cristiano maduro es aquel que
se esfuerza por ser un colaborador de Cristo en su obra y ayuda a otros a
entender el mensaje. V 9 “Porque
nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios,
edificio de Dios.”
2. No se confía de su propia sabiduría
del mundo. V 18 “Nadie se
engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase
ignorante, para que llegue a ser sabio.”
3. Sabe que ahora su vida le pertenece
a Cristo. V 23 “y
vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.”
Solo a través del estudio de la
palabra, de muy buenos tiempos de oración, y de ejercitarnos a través de
anunciar el evangelio es cómo podemos dejar de ser niños y convertirnos en
maduros espirituales.
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