Hay cosas en la vida sobre las
cuales no tenemos control, no podemos controlar el cambio de la naturaleza, el
retraso del avión, el semáforo en rojo, pero si podemos controlar nuestra
reacción. Etc.
Esto
lo podemos ver en un ejemplo sencillo, tú te levantas temprano para ir al
trabajo, dejas en la mesa del comedor unos documentos, tu hija por descuido
derrama café, tú te enojas, tu esposo te dice que paraqué dejas esos papeles en
la mesa, se te hace tarde por estar discutiendo con tu esposo.
Vas a mucha velocidad en tu auto,
un policía te para. Parece que tu día va cada vez peor. ¿Por qué tuviste un mal
día?
·
Lo causo el café
·
Lo causo la niña
·
Lo causo tu esposo
·
Lo causo el policía
·
Lo causaste tu
Ciertamente tu no tenias control sobre
lo que paso con el café, fue la forma como reaccionaste lo que causo tu mal día.
Reacciona apropiadamente y no
arruinaras tu vida. Una reacción equivocada puede resultar en la perdida de un
amigo, en ser despedido, en un infarto y hasta en un divorcio.
En verdad que una actitud vale más
que mil palabras.
Con nuestra actitud podemos
conquistar el corazón de nuestros seres queridos, la biblia nos habla del caso
de dos personas, una mujer pecadora y un hombre fariseo. Este hombre invita a Jesús
a su casa tal vez porque Jesús era el hombre del momento, hay muchas personas
que también han invitado a Jesús a su corazón solo porque ser cristiano está de
moda.
En simón se observa lo que pasa en
un cristiano que invita a Jesús a su corazón solo porque los demás también lo
hacen.
1. El no creía en Jesús. No lo
invito para alagar a Jesús, lo hizo para alagarse a sí mismo. V 39 “Cuando vio esto el fariseo que le había
convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de
mujer es la que le toca, que es pecadora.”
2. No consideraba a Jesús honorable.
V 44 “Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer?
Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies
con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.”
3. No le dio la honra que Jesús merecía.
V 46 “No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido
con perfume mis pies.”
4. No le dio la bienvenida de todo corazón.
V 45 “No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha
cesado de besar mis pies.”
No hay duda que aquella mujer
conquisto el corazón de Jesús por su forma de actuar. V 48 “Y a ella le dijo: Tus
pecados te son perdonados.”
Nuestra actitud abre o cierra
puertas, por nuestra actitud nos aman o nos odian