Solo Jesucristo puede transformar
nuestra vida, el reino de Dios lo puede lograr, el reino de Dios no es más que
la gobernabilidad de Dios en nuestra vida.
Si Dos gobierna nuestra vida
entonces podemos experimentar la verdadera felicidad.
Una vida renovada es la evidencia
de la presencia del reino de Dios.
Muchas
personas creen que tan solo con recibir a Cristo en su corazón es más que
suficiente para que su vida cambie.
Recibir a Cristo en nuestro corazón
puede llevarnos tan solo unos cuantos segundos o tal vez minutos. Pero la conversión es un proceso que requiere más
tiempo.
Dios nos muestra su reino como un
proceso muy parecido al de una planta.
Hay que sembrar. V 26 “Decía además: Así es el reino de Dios,
como cuando un hombre echa semilla en la tierra” cundo tomamos la decisión
de dejarnos gobernar por Cristo estamos sembrándolo en nuestro corazón. En lo
secular es necesario aprender a sembrar lo bueno en nuestro corazón, y en
nuestro trato a los demás. Si no te gusta lo que estas cosechando entonces
cambia lo que estas sembrando.
El proceso de cambio es algo sobrenatural,
no nos damos cuenta de las maravillas que empiezan a suceder en nuestra vida. V
27 “y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y
crece sin que él sepa cómo.” Hay muchas personas que ni han recibido a Cristo y
prefieren no congregarse por temor a que le obliguen a cambiar, lo primero que
preguntan es: y allá que le prohíben, en la iglesia cristiana no se prohíbe
nada, es el espíritu de Dios que empieza un proceso de transformación.
Nuestra vida deja de ser un
desierto y comienza a brotar hierba. Ya no somos los mismos en algo hemos cambiado.
V 28 a “Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero
hierba”
Nuestra vida con el tiempo empieza
a mejorar. V 28 b “luego espiga”
No hay duda que con Cristo vamos de
lo bueno a lo mejor, y de lo mejor a lo excelente. V 28 c “después
grano lleno en la espiga”
La vida de un cristiano siempre
termina dando fruto. V 29 “y cuando el fruto está maduro, en seguida se
mete la hoz, porque la siega ha llegado.”
Dios es perfecto y todo lo que hace
es perfecto, el hombre fue hecho perfecto pero por la desobediencia cayó en la
imperfección.
Con Cristo podemos llegar a ser
nuevamente perfectos, pero es necesario tener paciencia, la obra que comenzó en
ti el mismo la terminara. Deja de luchar en tus fuerzas deja que Jesucristo te
ayude con el somos más que vencedores.