Dios nos hizo para vivir felices,
todo lo que vemos en la creación así lo demuestra esta hecho de tal manera que
lo podamos lograr.
Pero
el hombre no ha podido ser feliz no por
culpa de Dios sino por sus propios
prejuicios. La infelicidad comienza en una persona cuando no valora lo que
tiene y anhela lo que no tiene.
Jeremías no sufría por lo que no tenía,
sufría por lo que otros tenían, y que según su criterio no lo merecían porque
eran malos. Según jeremías no eran dignos del amor de Dios.
El estar satisfechos con lo que
tenemos no significa que tengamos que ser resignados. Antes por lo contrario. Como
buenos hijos de Dios tenemos que anhelar y luchar por cada día ser mejores, ir
de lo bueno a lo mejor y de lo mejor a lo excelente.
Podemos desear y luchar por tener
cosas mejores sin despreciar lo que tenemos. Dios nos prueba en lo poco, el
amar lo poco que se tiene y el administrarlo bien, es el principio para llegar
a tener mucho mas.
La insatisfacción nos lleva a:
1. deshonrar a Dios. V 1 “Justo eres tú, oh Jehová, para que yo
dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado
el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?
12:2 Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás
tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.” Jeremías sabia que Dios es justo
y que no tenía que disputar con él, pero sin embargo lo hacía. Nosotros sabemos
que Dios es justo pero parece que nos acordamos de eso solo cuando nos conviene.
2. ser criticones. V 2 “Los plantaste, y echaron raíces;
crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus
corazones.” Muchas veces
solo vemos lo malo de los demás, porque de esta forma nosotros parecemos más
buenos.
3. ser egocéntricos. V 3 “Pero tú, oh Jehová, me conoces; me
viste, y probaste mi corazón para contigo;” Una persona amadora de si mismo
piensa que en el mundo no hay otro tan bueno como él, y que de los demás nadie merece
las bendiciones que él tiene.
4. nos volvemos perversos. V 3 b “arrebátalos como a ovejas para el
degolladero, y señálalos para el día de la matanza” mientras Jesucristo
dio su vida por los pecadores nosotros pedimos castigo para ellos
Dios en su misericordia nos da
siempre una oportunidad de arrepentirnos a todos. V 16 “Y si cuidadosamente aprendieren los
caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como
enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi
pueblo.”
En definitiva cuando no valoramos
lo que tenemos y llega a nuestro corazón la inconformidad o la insatisfacción,
nuestra vida se vuelve un infierno, a una persona inconforme nada le satisface,
todo le parece mal. Si es un empleado le parece que sus patrones lo están explotando.
Si es en el hogar es el incomprendido. Y en la sociedad es el pobre gusanito
que nadie lo quiere.
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