domingo, diciembre 14, 2025

Romanos 5. Por Cristo somos salvos

 

Este capítulo nos recuerda que por un solo hombre entro el pecado al Mundo. V 12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”.

La condena no solo se refiere a la muerte física, sino también a la muerte espiritual. La separación de Dios significa una vida que carece de la verdadera vida que solo se encuentra en Él. Podemos tener todos los placeres y comodidades del mundo, pero sin Dios, nuestra vida carece de propósito real y significado duradero. Ningún esfuerzo humano puede romper la condena, ya que es la consecuencia justa del pecado.

la transgresión de un hombre que trajo la condenación a todos los hombres. La transgresión se refiere al pecado de Adán y Eva en el jardín del Edén. Cuando comieron del fruto prohibido, rompieron la relación perfecta que Dios tenía con ellos. La condena que vino como resultado de esa transgresión afecta a toda la humanidad. Debido al pecado original, todos los seres humanos están separados de Dios y son merecedores de la muerte eterna. V 12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”

La buena noticia es que la justicia de uno que ofrece una salida de la condena. La justicia se refiere al sacrificio de Jesús en la cruz. Su muerte y resurrección hacen posible la justificación de todos los que creen en Él. La justificación es el acto de Dios por el cual Él declara a los creyentes como justos. La justicia de Jesús es imputada a los creyentes, de modo que son vistos por Dios como si nunca hubieran pecado. V 18 “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.”

La justificación es el opuesto de la condena. Donde la condena conduce a la muerte, la justificación conduce a la vida eterna. Donde la condena trae separación, la justificación trae reconciliación. La justificación es un regalo de gracia, otorgado por fe. La justificación no se gana por mérito propio, sino se recibe por medio de la fe en Jesús. V 19 “Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

A si como el pecado entro por Adán, la salvación entra por Jesucristo. V 21 “para que, así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.” Pablo nos recuerda que por el pecado original todos somos pecadores, pero la buen a noticia es que, por el sacrificio de Jesús, ahora somos salvos.

No importa cuánto nos esforcemos o cuantas obras hagamos, el único que nos garantiza salvación y ida eterna es el sacrificio de Jesús en la cruz.

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