jueves, enero 09, 2025

Isaías 33. Lo que hacemos Recibimos

 

¿Alguna vez te has preguntado qué sucede cuando haces el mal y se te devuelve? La Biblia nos enseña que nuestras acciones tienen consecuencias, incluso aquellas que parecen pasar desapercibidas. Reflexionar sobre este principio nos invita a ser conscientes de cómo tratamos a los demás y nos motiva a sembrar bondad y amor en lugar de maldad. Al comprender que el mal que haces se te devuelve, podemos cultivar relaciones más saludables, construir un mundo mejor y experimentar la paz interior que proviene de actuar con integridad y compasión.

Muchas personas creen que son muy hábiles para hacer el mal, creen que nunca serán descubiertos y sobre todo creen que harán el mal y quedarán ilesos. Pero la palabra de Dios nos advierte que por más bien que hagamos el mal, tarde o temprano la vida nos devolverá lo mismo. V 1 “¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; ¡qué haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti.”

En la Biblia encontramos el principio del mal que haces se te devuelve expresado en varios pasajes. Uno de ellos se encuentra en Proverbios 26:27, donde se dice: «El que hace hoyos caerá en ellos; y el que rueda piedra, a él volverá». Este versículo nos enseña que las acciones negativas que realizamos pueden tener consecuencias que recaerán sobre nosotros mismos.

Otro pasaje que refleja este principio se encuentra en Gálatas 6:7, que advierte: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”. Aquí se nos recuerda que nuestras acciones tendrán repercusiones, ya que lo que sembremos, eso mismo cosecharemos.

Estos versículos nos invitan a reflexionar sobre nuestras acciones y a ser conscientes de que el mal que hacemos puede retornar hacia nosotros. Es un recordatorio de la importancia de actuar con rectitud y consideración hacia los demás.

El principio de la siembra y la cosecha es un concepto fundamental que se encuentra a lo largo de la Biblia. En Gálatas 6:7-8 se nos advierte: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna». Este principio nos enseña que nuestras acciones y decisiones tienen consecuencias, tanto buenas como malas.

El consejo de Jesucristo es que no devolvamos mal por mal, el hecho que otros se porten mal con nosotros no nos faculta para hacer lo malo ya que de eso malo que hacemos es lo que se nos devolverá. 1 Pedro 3:9 se nos exhorta: “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición

Si queremos vivir bien, cosechando cosas buenas, debemos hacer a los demás lo que quisiéramos que ellos nos hagan. Lucas 6: 31 “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

Todo lo que hacemos a los demás es lo que recibiremos, a esto se le llama la ley de la siembra y la cosecha, ¿Qué quieres cosechar en la vida, eso tienes que sembrar?

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