El problema de los seres humanos es que con frecuencia se nos olvida el para qué de las cosas.
Una estación
de policía en un barrio, una estación de bomberos o una clínica o puesto de
salud tienen una razón de ser.
De nada
sirve un centro médico si no se quiere atender a los enfermos.
Jesucristo tenía
muy en claro cuál era su función o para que había venido a este mundo, por eso
buscaba a las personas pecadoras para hablar con ellas. V 10 “Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la
casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron
juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos”
Los que no tenían
muy en claro eran los fariseos por eso se admiraban de que Jesucristo hiciera
esto. V 11 “Cuando
vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro
Maestro con los publicanos y pecadores?”
Jesucristo y
por extensión todos los que nos consideramos discípulos de Jesucristo somos paramédicos
y nuestra función es buscar enfermos. V 12 “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen
necesidad de médico, sino los enfermos.”
Jesucristo
es nuestro médico. Él es el único que puede sanar nuestras heridas del alma y
restaurarnos.
Jesús
restauro nuestra vida cuando llego a nosotros, pero el propósito era
convertirnos en su ayuda para que llevemos más enfermos a los pies de Cristo.
Jesucristo
es el médico y nosotros nos convertimos como en los paramédicos que con la
ambulancia lo que debemos hacer es transportar enfermos.
Lastimosamente
esto no se está cumpliendo cada vez se nos olvida que nuestra misión es ayudar
a rescatar almas para Cristo.
Si los que
nos congregamos somos paramédicos y Jesucristo que mora en el templo es el
medico entonces el templo es el hospital, hospital para enfermos del alma.
Si llega un
pecador o alguien de la iglesia llega a pecar es decir resulta herido por las
tentaciones del diablo, nuestro deber es atenderlo para que no se muera y no
acabarlo de matar como lo hacen muchos cristianos con espíritu de fariseo.
Como podemos ser esos para médicos ayudantes de Jesucristo.
1.
Desarrollando Misericordia. V 13 “Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a
justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”
misericordia es perdonar a quien merece castigo. Nuestra labor de paramédicos
espirituales o ayudas para Cristo en el proceso de salvación cada vez es más
ineficiente. La razón:
1.1.
Huimos de los pecadores. Nos da miedo contaminarnos.
1.2.
Señalamos e enjuiciamos a quienes han pecado. Nuestra labor es ayudarlos a
restaurar y no condenarlos sometiéndolos al escarnio público.
1.3.
Buscamos cristianos tibios de otras iglesias para llenar nuestro templo y
creernos evangelizadores.
2. Buscando
enfermos espirituales. V 35 “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en
las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo” nosotros
hacemos todo lo contrario cuando nos enteramos que alguien de la Iglesia cayo
en pecado lo acabamos de matar con nuestros comentarios.
3. Teniendo
compasión por los perdidos. V 36 “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas;
porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” nuestro trabajo de verdaderos cristianos es arduo.
3.1.
Tenemos que rescatar perdidos.
3.2.
Tenemos que ayudar para los que están bien no caigan.
3.3.
Tenemos que Restaurar a quienes ya han caído o se han equivocado.
4. Orando
para que cada vez surjan más cristianos comprometidos con la salvación del
mundo que huyan del pecado, pero no del pecador. V 37-38 “Entonces dijo a sus
discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros
pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”
Para ser un
verdadero cristiano se necesita mucho más que tan solo congregarnos en algún
lugar, ser cristiano es convertirnos en ayudantes de Jesucristo en la tarea de
salvar almas y no solo luchar llenar templos con personas ya conocedoras.