Jesús no vino a meternos miedo sino a prepararnos. Los del mundo tienen miedo porque están atados al pecado y a las cosas de este mundo. No piensan en que van a morir. Nosotros también tenemos pecados y apegos de que liberarnos. Pero a medida que entramos en la vida nueva de los hijos de Dios se nos va el miedo y viene la alegría. Él nos ha creado para ser sus hijos eternamente. Pero no porque sean de escases o enfermedad. Con Cristo somos más que vencedores. Jehová es mi pastor nada me faltara. Los tiempos serán difíciles porque cada día se levantaran más iglesias apegadas al mundo, que contaminaran la verdadera doctrina de Cristo. Mateo 24: 21-22 “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. 24:22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.”
Daniel nos habla del tiempo de la resurrección, donde todos seremos llamados a juicio, los que hayan muerto serán levantados de sus tumbas. V 2 “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” Juan 5: 28- 29 “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 5:29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”
Pronto llegara el día de la resurrección en la cual todos seremos juzgados según lo que hayamos hecho, es por eso que siempre tenemos que estar preparados. Apocalipsis 20: 12 “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.”
Tal vez no entendamos de cuándo será el fin. V 8 “Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?” el único que sabe cuándo será ese día es Jehová Dios. Mateo 24: 36 “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” Lo único cierto es que siempre tenemos que estar preparados para ese día. Mateo 24: 42 “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.”
Jesús no nos quiere asustar lo que él quiere es enseñarnos a tomar conciencia de nuestro destino eterno y a liberarnos de los apegos que nos atan. Ahora es el tiempo de la conversión y de la gracia. Vivamos en serio nuestra vida cristiana antes de que venga el tiempo del fin.
El tiempo del fin es un tiempo de liberación y de vida eterna para los que se encuentren escritos en el libro de la vida. V 1 b “pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.”
Hay quienes consideran que el estar inscrito en el libro de la vida ya lo hace salvo por siempre. Pero así como Dios escribe nuestro nombre, el también lo puede borrar. Éxodo 32: 32 “que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.”
Solo el que luche hasta el final tendrá garantizado que su nombre no sea borrado del libro de la vida. Apocalipsis 3: 5 “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.”
Una verdad a medias es lo mismo que una mentira, el enseñar la palabra de Dios a medias, solo conforme a nuestra conveniencia es lo mismo que quitarle palabras a la biblia, y eso ya es razón para ser quitado del libro de la vida. Apocalipsis 22: 19 “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”
Solo los que se interesen por aprender de la palabra de Dios y los que se encarguen de enseñar lo aprendido serán los que brillen para siempre. V 3 “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.”
Como te puedes dar cuenta el que podamos brillar para siempre no solo es asunto de portarnos bien, también es necesario servir en la obra de salvación.