¿Y a dónde huiré de tu presencia? 139:8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 139:9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 139:10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. 139:11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 139:12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.”
También es cierto que Dios no
habita en casa hecha por hombres. Hechos 17: 24 “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él
hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por
manos humanas,”
El templo no es suficientemente
grande como para contener la presencia de Dios, pero si en el templo se puede
reflejar la presencia de Dios. 2 Crónicas 7: 1 “Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los
cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la
casa”
El mandato de Dios era que el sacrificio
no podía ser ofrecido en cualquier lugar, tenía que ser a la entrada del
tabernáculo. Levítico 17: 3-5 “Cualquier
varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el
campamento o fuera de él, 17:4 y no lo trajere a la puerta del
tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de
Jehová, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado el
tal varón de entre su pueblo, 17:5 a fin de que traigan los hijos de
Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los
traigan a Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y
sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehová.”
Ahora Jehová no acepta sacrificios
de animales pero al igual que Jesús se ofreció en sacrificio es necesario que
nosotros también nos ofrezcamos en sacrificio vivo delante de Dios. Romanos 12:
1 “Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
También nuestros sacrificios son de
alabanza. Hebreos 13: 15 “Así
que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre.”
Es por eso que en su palabra
Jesucristo nos invita a que no dejemos de congregarnos como algunos tienen por
costumbre. Hebreos 10: 25 “no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;
y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Aunque Jehová no habita en ningún
templo si considera que el templo es su casa y sobre todo casa de oración, el
lugar donde nos podemos comunicar con él con mayor libertad. Mateo 21: 13 “y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración
será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.”
Desde la antigüedad Jehová declaro
que en su casa de oración es donde el recibiría los sacrificios. Isaías 56: 7 “yo los llevaré a mi santo monte, y los
recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos
sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los
pueblos.”
El congregarnos en el templo no
solo es una muestra de obediencia, también con este acto demostramos cuanto
estamos dispuestos a incomodarnos por causa de Jesús. Hoy en día es muy común
encontrar cristianos que cambian de iglesia a
medida que cambian de barrio. A muchos cristianos no les importa en que
creen en el lugar donde se están congregando lo único que les importa es que
sea cerca y les quede cómodo. David siempre decía: “yo no le daré a Jehová algo
que no me cueste” 2 Samuel 24: 24 “Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré;
porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.
Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.”
No seas facilista procura darle a
Jehová lo mejor de ti, no importa cuánto te cueste, recuerda que el dio lo
mejor por ti, el dio a su propio y único hijo.