Dios saco a su pueblo de vivir en
esclavitud ellos lo único que sabían era trabajar hacer ladrillos y construir.
No solo se trataba de que ahora
salgan a la libertad y tan solo vivan sin opresión. Ahora debían aprender a
convivir en sociedad.
Si el pueblo salía pero no sabía
que iba hacer de ahí en adelante el pueblo se convertiría en un caos.
Si
llevarse bien dos personas es difícil con mayor razón si son más de dos
millones y medio de habitantes. Era necesario que el pueblo se formara en
sociedad.
Los seres humanos consideramos que
ser libres es hacer lo que uno quiere, los jovencitos esperan con mucha
ansiedad el día en que cumplan su mayoría de edad, se sueñan con la cedula en
la mano para poder gritar soy libre. Los jóvenes consideran que tener libertad
es ya no tener a nadie que le diga que hacer.
La verdadera libertad en Cristo es
tener una buena relación con Dios y con los demás, con las personas con quien
convivimos. Hay una frase que dice: “nuestra libertad termina donde comienza la
de los demás”
Sin normas es imposible vivir en
sociedad, si no hay semáforos para controlar el transito sería un caos
vehicular. Si no hay normas contables para administrar los negocios sería una
ruina anunciada.
Si con nuestro vehículo no
transitamos por la derecha nadie podría avanzar todo sería una confusión. Si en
los bancos no se hace fila para entrar todos quisieran hacerlo a la misma ves y
nadie lo podría lograr.
Si en los hogares los padres no
establecen horas de entrada los hijos llegarían a cualquier hora y eso si es
que llegan.
La sociedad debe rescatar las
normas de urbanidad donde nos enseñaban como tratar a una dama, como saludar,
como pedir el favor y decir gracias.
Definitivamente lo único que puede
mantener en orden una comunidad son las normas por eso Dios lo primero que hizo
antes de que el pueblo se constituyera como su pueblo fue darle normas,
mandamientos o leyes.
Estos mandamientos se componen de
dos partes, la primera para tener una buena relación con Dios y la segunda como
tener una buena relación con los que convivimos. Si tenemos una buena relación
con Dios tenemos una buena relación con nosotros mismos y si tenemos una buena
relación con nosotros mismos podemos tener una buena relación con los demás.
1. Buena relación con Dios.
1. No tendrás dioses ajenos delante de mí. V 3
2. No te harás imagen. V 4 - 6 “Ni ninguna semejanza
de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo
soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visitó la maldad de los padres sobre
los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. ”
3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano. V 7. “Porque no dará por inocente Jehová al que tomare su
nombre en vano.”
4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. V 10. “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el
séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero
que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día;
por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”
2. Buena relación con los Demás:
5. Honra a tu padre y a tu madre. V 12 “para que tus días se
alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”
Si tenemos un buen hogar podremos tener una buena sociedad. La sociedad
es el reflejo de la familia.
6. No matarás. V 13. No solamente físicamente, también de manera
emocional. Hay personas que matan más con sus comentarios que con un arma.
7. No cometerás adulterio. V 14
8. No hurtarás. V 15
9. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. V 16
10. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de
tu prójimo. V 17
No le tengas miedo a las normas o a las leyes
ellas se hicieron para ayudarnos a mantener la armonía y la paz. Si cada uno de
nosotros cumple con sus obligaciones no habría necesidad de exigir derechos.