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Cuando comenzamos una actividad comercial, estudiantil sentimos gozo o en una relación amorosa, sentimos que cada beso nos hace volar, cada caricia nos hace suspirar. Pero pasa el tiempo y en algunos ni siquiera mucho tiempo cuando empiezan los problemas, por el trabajo, las obligaciones, en algunos la falta de dinero, el todo es que ya no tenemos tiempo para hacer las cosas que se hacía antes, ahora todo lo hacemos de prisa, con afán.
Se hacen las cosas solo por cumplir, hasta que llega lo terrible, lo inesperado con lo que acaba con toda buena relación. ¡La Costumbre!
Ya los besos no nos hacen cosquillitas, las caricias no nos erizan la
piel. Todo nos molesta, hasta que comienza un periodo de retroceso
llamado. Desamor amiento. Poco a poco se va perdiendo el
amor, y Ho… sorpresa ya no nos vemos como una pareja apasionada por el
amor, ahora parecemos un par de hermanitos, y lo que es peor hermanitos
en conflicto.
¿Qué hacer para que el amor no se haga costumbre?
Lo más prudente es recurrir a nuestros recuerdos. Que quiero decir; lo primero que debemos recordar es:
* ¿Qué me enamoro de él o de ella?
* ¿Qué la enamoro de mi a ella o a él?
Si logramos recordar
estas cosas y las volvemos poner como parte de nuestra vida, lograremos
estabilizar nuestra relación, y podremos vivir en felicidad otra vez.
Si a tu vida cristiana
a llegado el desanimo, o la costumbre. Entonces recuerda las maravillas
que Cristo ha hecho en tu vida, recuerda de donde te saco. El
agradecimiento debe ser la fuerza que nos motive a buscar de Jesucristo.
Que suceda esto en la
vida de una pareja no es de admirarse eso es pan de cada día, los
matrimonio y las relaciones de noviazgo se caracterizan por tener un
tiempo muy corto de vida. Lo preocupante es que esto mismo está pasando
con nuestro amado Jesucristo. Dios quiere más que una simple religión,
lo que Dios quiere es que tengamos con él una muy buena relación intima.
Los fariseos habían hecho del templo y del día de reposo una costumbre. V1- 5 “En
aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus
discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. 12:2
Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que
no es lícito hacer en el día de reposo. 12:3 Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; 12:4 cómo
entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no
les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente
a los sacerdotes? 12:5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?”
Jesucristo es más que el templo y que el día de reposo. V 6-8 “Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. 12:7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; 12:8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.”
No debemos acudir al templo o asistir al culto solo porque tenemos la
costumbre de hacerlo, debemos hacerlo porque nos causa gozo estar en la
presencia de Dios. Porque nos deleitamos en el.
· La costumbre en una relación de pareja o con Dios trae división. V 25 “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.”
El hacer las cosas solo por costumbre, hace que no nos identifiquemos
con lo que hacemos. Cristo es muy claro, nos identificamos con su ideal o
estamos en su contra. V 30 “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.”
· La costumbre en una relación de pareja no deja aflorar sus sentimientos. La relación se vuelve fría, y rutinaria.
· La costumbre con Cristo, no deja que aflore el espíritu santo. 31- 32 “Por
tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres;
mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 12:32 A
cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.” Que es el que nos da fuego, pasión.
· La costumbre endúrese el corazón. V 34-35 “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
12:35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” Tanto el bueno como el malo tienen cosas valiosas en su corazón, tesoros, pero lo que para ti es bueno para otro podría ser malo.
12:35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” Tanto el bueno como el malo tienen cosas valiosas en su corazón, tesoros, pero lo que para ti es bueno para otro podría ser malo.
De acuerdo a lo que
tenemos en nuestro corazón es la forma como hablamos. Tú y yo somos
producto de lo que declaramos con nuestra boca. V 36-37 “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
12:37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
12:37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
Cuando hacemos las
cosas por amor, ponemos las cosas que hacemos en primer lugar. Jesús
demostró que su padre Jehová estaba por encima de todo aun por encima de
su propia familia. V 46-50 “Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían
hablar. 12:47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están
afuera, y te quieren hablar. 12:48 Respondiendo él al que le decía esto,
dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
12:50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.”
12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
12:50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.”
No dejes que el amor
por tu familia o por tu pareja se convierta en costumbre, vuelve a darle
vida recordando porque fue que te enamoraste de ella.
No dejes que el amor
por Jesucristo se convierta en costumbre. Recuerda las maravillas que él
ha hecho por ti, recuerda de donde te saco y se agradecido, más que por
necesidad congregarte por agradecimiento.