domingo, agosto 02, 2015

Cristiano por Costumbre. Jeremías 26.



El pueblo de Dios se había acostumbrado a ir al templo para adorar a Dios. Esto podríamos decir que no tenía nada de malo. Lo que realmente molesta a Dios es que alguien lo adore tan solo como producto de una costumbre sin sentir pasión en su corazón. V 2 “Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé hablarles; no retengas palabra.
Hay muchos que se llaman cristianos solo porque nacieron en un hogar cristiano pero ellos no conocen verdaderamente a Jehová. 

El pueblo de Israel era un pueblo que se congregaba pero no oía lo que Dios les hablaba. Cuando alguien se acostumbra a algo ya no pone  mucha atención. V 4-6 “Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros, para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído, yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.
Al pueblo no le gustaba la corrección.  V 7-8 “Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová. Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.” han pasado muchos años y todavía hay quienes se llaman cristianos solo porque hace algún tiempo se congregan en algún lugar pero lo que más les disgusta es someterse a la palabra de Dios. Estas personas se la pasan buscando lugares donde sus líderes hablen lo que a ellos les gusta escuchar y no lo que Dios les quiere hablar.  2 Timoteo 4: 3 “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
Los nuevos cristianos que lo único que buscan es un lugar cómodo y pastores que prediquen lo que a ellos les encanta cuando se encuentran con una iglesia sometida a la palabra salen corriendo arguyendo que ellos no son fanáticos ni legalistas.
El cristianismo esta cayendo en la tradición al igual que la iglesia a la cual llamamos tradicional. Antes los cristianos se caracterizaban por el profundo y amplio conocimiento de la palabra de Dios hoy en día encontramos muchos que dicen ser cristianos tan solo porque sus padres lo eran el problema es que ellos no tienen el mismo conocimiento de sus padres nunca fueron discipulados.


Como quiere Dios que seamos.
1. Personas de alto grado de arrepentimiento. V 3 “Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.” el arrepentimiento no solo era determinante en la antigüedad, para Jesucristo también era importante.  Mateo 4: 17 “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
El arrepentimiento es mucho más que tan solo no querer hacer algo. El verdadero arrepentimiento es cambiar de rumbo cuando una persona se arrepiente su forma de vida también cambia. V 13 “Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.
2. Adoradores en espíritu y en verdad. Muchas adoran a Dios pero en la carne y en el alma lo único que los mueve son las emociones y por eso su compromiso es perecedero no dura mucho tiempo. Juan 4: 24 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Con Jesucristo se reunía mucha gente en la multiplicación de los peses y los panes se reunieron cinco hombres sin contar a sus mujeres e hijos pero Jesucristo prefiere estar con dos o tres que verdaderamente se reúnan en su nombre es decir que lo busquen a el más que a los milagros. Mateo 18: 20 “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Dios quiere que tú y yo nos congreguemos y le adoremos pero que lo hagamos porque lo amamos y no solo porque hemos adquirido la costumbre de hacerlo. Hoy es fácil encontrar gente mala que tiene buenas costumbres. Mantiene la buena  costumbre de orar, de ayunar y de congregarse pero su vida no tiene ningún cambio.