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Nosotros somos hechos a la imagen y
semejanza de Dios. Esto quiere decir que nuestra esencia es divina. Génesis 1:
26 “”
Y sabes lo más importante es que la
esencia de Dios es el amor. Dios es amor. 1 Juan 4: 8 “El que no ama,
no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”
Si
somos hijos de Dios lo que más debe brillar en nosotros es el amor. Amor por Dios,
por nosotros mismos y amor por los demás. 1 Juan 4: 20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso.
Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a
quien no ha visto?”
Nuestra esencia es el amor y por lo
tanto debería ser fácil para nosotros amar. Un ser humano cuando recién nace es
amoroso y lo que más anhela es amor de quienes lo rodean por eso busca la
protección del pecho de su madre.
Si nuestra esencia es amor entonces
¿porque hay tanta violencia en los hogares y en la sociedad?
El problema es que los seres
humanos ya no somos lo que éramos en un principio ni tampoco somos los mismos
después de que dejamos de ser unos bebecitos.
Como evitar que cambie nuestra esencia.
1. Soportándonos los unos a los otros
tal como lo hace Jehová. V 3-4 “Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de
Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados
desde la matriz. Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os
soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré”
2. No te compares con nadie al
igual que no debemos comparar a nuestro Dios. V 5 “¿A quién me asemejáis,
y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?” el
compararnos con los demás hace que nos sintamos menos o que nos sintamos más
depende con quien n os comparamos.
3. Acordándonos de nuestros
momentos hermosos en especial de nuestros momentos con Jesucristo. V 9 “Acordaos de
las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro
Dios, y nada hay semejante a mí,”
Las cosas malas de nuestro pasado
es mejor no acordarnos de ellas a no ser que sirvan para fortalecer nuestro
presente. 43: 18 “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a
memoria las cosas antiguas”
4. No escuchando palabras necias o
a personas necias. Las malas conversaciones dañan nuestras buenas costumbres. 1
Corintios 15: 33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las
buenas costumbres”
5. No teniendo miedo al rechazo.
Muchas personas por tratar de agradarle a todo el mundo cambian su manera de
ser. No importa cuantas personas te rechacen recuerda que Jesucristo siempre estará
contigo. Salmos 27: 10 “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo,
Jehová me recogerá.”
El apóstol pablo lo tenía muy en
claro. El decía que tratar de agradar a los demás era convertirse en su esclavo
y dejar de ser siervo de Dios. Gálatas 1: 10 “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de
Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los
hombres, no sería siervo de Cristo”
Un
maestro del oriente vio a un escorpión cuando se estaba ahogando y decidió
sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el escorpión lo picó. De la reacción de
dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y se estaba
ahogando de nuevo.
El maestro intentó
sacarlo otra vez y otra vez el animal lo pico. Alguien que estaba viendo al
maestro se le acercó y le dijo: – disculpe, pero usted es terco. ¿Cada vez que
intente sacarlo del agua le va a picar?
El maestro respondió: –
“”la naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es
ayudar””.
Así que con la ayuda de
unas hojas, el maestro sacó al escorpión y le salvó la vida.
“No cambie su naturaleza,
si alguien hace algo malo, sólo tome precauciones. Algunos persiguen la
felicidad, otros la crean. Preocúpate más por tu conciencia que por tu
reputación. Debido a que tú conciencia es lo que eres y tu reputación es lo que
otros piensan de ti. Y lo que los otros piensen, no es nuestro problema… es
problema de ellos…