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El pueblo de Dios fue llevado al
cautiverio porque le falto conocimiento. 5: 13 “Por tanto, mi pueblo fue llevado
cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su
multitud se secó de sed.”
Cuando alguien no tiene
conocimiento es ignorante es decir ignora muchas cosas, la ignorancia lo
convierte en esclavo.
Esclavo de la mala actitud o del
mal comportamiento. Esclavo de las equivocaciones constantes que lo llevan al
fracaso, esclavo del orgullo que le impide reconocer sus equivocaciones para
poder corregir.
La
base de la perfección es la corrección sin corrección no hay perfección.
Todos los seres humanos estamos hechos
para dar frutos. Dios no hizo de esa forma. La falta de conocimiento nos hace
dar malos frutos o frutos inadecuados.
Para que una planta de buenos
frutos se requiere que su dueño le de los cuidados necesarios y a tiempo. 5:
1-2 “Ahora
cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña
en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de
vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en
ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.”
Dios nos muestra como a pesar de
los cuidados que el dueño de la viña tiene. La viña dio frutos inadecuados. V 4
“¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya
hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?” todos los
que están a nuestro alrededor incluyendo a Jesucristo esperan que demos buenos
frutos.
Jehová compara a su pueblo y en
este tiempo a nosotros los que por haber recibido a Cristo en nuestro corazón
también hacemos parte de ese pueblo con una viña. V 7 “Ciertamente la
viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá
planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí
clamor.”
Que frutos inadecuados podemos dar.
1. Egoísmo y acaparamiento. 5: 8 “¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a
heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?” en el
mundo se dice entre más tiene más quiere.
2. Adicción a diferentes vicios. V
11 “¡Ay de los
que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la
noche, hasta que el vino los enciende!” los vicios llevan a una
persona a la pobreza económica, física, emocional y espiritual.
3. Llamar bueno a lo malo o malo a
lo bueno. V 20 “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno
malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo
amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” sin Cristo
perdemos la noción de lo que hacemos o somos lo malo que hacemos nos parece
bueno.
4. Creernos sabios según nuestro
propio criterio. V 21 “¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que
son prudentes delante de sí mismos!” las personas que creen
saberlo todo no aceptan corrección y por eso en lugar de avanzar se estancan y
hasta van en retroceso.
5. Ser injustos o parciales. No podemos
beneficiar a unos por en encima de los derechos de los demás. V 23 “los que justifican al impío mediante cohecho, y al
justo quitan su derecho”
Consecuencias de dar malos frutos o frutos inadecuados.
1. Abandono de parte de quienes nos
quieren. 5: 5 “Os mostraré, pues, ahora lo que haré
yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y
será hollada.”
2. Una vida arruinada. 5: 6 “Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y
los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.”
3. Vulnerabilidad a cualquier
ataque. V 26-27 “Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que
está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente.
No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le
tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá
la correa de sus sandalias.”
Como dar buenos frutos.
La única forma que el pueblo de Dios
tiene para volver a dar buenos frutos es dejándose limpiar por Jehová Dios. 4:
4 “cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y
limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con
espíritu de devastación”
Jesucristo también quiere que
nosotros demos buenos frutos: en la iglesia, en la casa y en la sociedad. Para esto él nos poda o nos limpia. Juan 15:
2 “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo
aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.”
La palabra de Dios es la que nos
limpia. Juan 15: 3 “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he
hablado”
Solo unidos a Jesús podemos dar
frutos sin el nada podemos hacer. Juan 15: 5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece
en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer”
Lo que nosotros hablamos pueden ser
nuestros frutos. Para que nuestros frutos sean buenos es necesario cuidar
nuestra forma de pensar y cuidar nuestro corazón que es lo que mueve nuestras emociones.
Recuerda que nuestra boca habla de lo que hay en nuestro corazón.