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Tomar una mala decisión no necesariamente quiere decir hacer lo malo. Creyendo hacer lo bueno podemos tomar una mala decisión. Hay una historia que nos puede ayudar a entender lo que paso con el rey Jotam. Un gato siempre acostumbraba a meterse en las cocinas de los vecinos en la hora de la noche, se sentaba en la estufa y comía lo que encontraba en las ollas. Una noche hizo lo de siempre entro a una cocina se sentó en la estufa y no se percató que la estufa todavía estaba caliente.
Cuando el gato se sentó se pegó tal
quemón que salió corriendo y debido al incidente tomo una decisión……. ¡Nunca más
se volvería a sentar! El quemón no fue por haberse sentado. Él se quemó porque
la estufa estaba caliente. En realidad esa fue una mala decisión.
El rey Jotam vio como su padre fue
castigado con lepra por entrar al templo. 26: 19 “Entonces
Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de
ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente delante
de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso”
Esto lo llevo a tomar una mala
decisión…… ¡Nunca más entrar al Templo! 27: 2 a “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a
todas las cosas que había hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el
santuario de Jehová” el problema de su padre no fue haber entrado al
templo, el problema estaba en que al entrar al templo usurpo el cargo
sacerdotal e hizo lo que a él no le correspondía. 26: 18 “Y se pusieron
contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar
incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados
para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para
gloria delante de Jehová Dios.”
Toda mala decisión deja malas
consecuencias. El alejarnos del lugar donde Dios destino para encontrarnos con él
hace que el pueblo se corrompa. Es en el templo donde aprendemos a comportarnos
como Dios manda. V 2 b “Pero el pueblo continuaba corrompiéndose.”
La preocupación de pablo era que la
iglesia adquiriera esta mala costumbre de no congregarse. Hebreos 10: 25 “no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca.” en el templo nos animamos
los unos a los otros y tenemos menos riesgos de desanimarnos.
Aunque no asistamos al templo
podemos:
1. Trabajar
duro en la obra de Dios. 27: 3-4 “Edificó él la puerta mayor de la casa de Jehová, y
sobre el muro de la fortaleza edificó mucho. 27:4 Además edificó
ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y torres en los
bosques.”
2. Salir
Victoriosos en nuestras guerras. V 5 “También tuvo él guerra con el rey de los hijos de
Amón, a los cuales venció; y le dieron los hijos de Amón en aquel año cien
talentos de plata, diez mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Esto le
dieron los hijos de Amón, y lo mismo en el segundo año, y en el tercero.”
3. Hacernos
fuertes. V 6 “Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus
caminos delante de Jehová su Dios.”
Todo esto es verdad de manera
personal podemos tener algunos logros dado la misericordia de Dios. Pero el
problema es que la falta de unidad con Dios nos aleja cada día mas tanto que
terminamos haciendo cosas desagradables delante de Dios. V 2 b “Pero el pueblo
continuaba corrompiéndose” nuestras habilidades nos pueden llevarnos a ser
ricos económicamente. Pero solo Dios puede darnos verdadera paz y gozo en todo
lo que hacemos.
Para el rey David el asistir al
templo era algo vital para su vida. Salmos
27: 4 “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté
yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para
inquirir en su templo.”
El espíritu de Dios se mueve en la
unidad. Hechos 1: 14 “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego,
con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
La presencia de Jesucristo se
manifiesta en la unidad del pueblo. Mateo 18: 20 “Porque
donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos.”
No importa cuántos inconvenientes
puedas tener nunca dejes que las circunstancias te alejen de buscar de Dios. Él
te está esperando con sus brazos abiertos. No lo dejes esperando.