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Los padres son quienes de alguna manera influyen en la personalidad de sus hijos. Hoy nos enfrentamos a una generación carente de personalidad ya que lastimosamente cada día son más los niños que crecen sin sus padres. Por el alto número de divorcios, por el elevado número de hijos fuera del matrimonio o por algo más triste todavía porque aunque viven los hijos con los padres es como si no los tuvieran total los hijos viven en el total abandono la disculpa generalizada. ¡Estoy muy Ocupado!
No hay tristeza más grande para un
niño que el saberse huérfano con sus padres vivos. Los padres salen tan
temprano a trabajar que no ven a sus hijos ya que todavía están durmiendo,
trabajan todo el día y cuando llegan en la noche están tarde que los niños o
través están durmiendo. Y cuando los padres tienen por fin un ratito libre no
lo quieren compartir con su familia. La razón: ¡Están muy Cansados!
Dios no castiga a los hijos por
culpa de los padres. Deuteronomio 24: 16 “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por
los padres; cada uno morirá por su pecado.” pero la sociedad si lo hace. Las consecuencias de
los errores de los padres terminan asumiéndolos los hijos. Nuestros actos sean
buenos o malos generan consecuencias.
1. Las circunstancias pueden
cambiar. V 1 “Hubo hambre en los días de David por tres años
consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de
Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas.”
2. La Bendición se puede tornar en
maldición. V 3 “Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por
vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?”
3. Los hijos pueden sufrir las
consecuencias. V 5-6 “Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos
destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de
nosotros en todo el territorio de Israel, 21:6 dénsenos siete
varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de
Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.”
Pero no todo está perdido siempre tenemos la oportunidad de corregir
nuestros errores.
1. Cristo murió por nosotros. Ya
nuestros hijos no deben morir.
2. Debemos arrepentirnos de Corazón.
3. Ahora somos nuevas criaturas. 2
Corintios 5: 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Cuando nos arrepentimos y recibimos
a cristo en nuestro corazón las consecuencias cambian.
1. Tenemos la protección de Dios. V
15-17 “Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y
descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se
cansó. 21:16 E Isbi-benob, uno de los descendientes de los
gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido
con una espada nueva, trató de matar a David; 21:17 más Abisai
hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los
hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás
con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.”
2. Podemos vencer a cualquier
gigante. V 18-19 “Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los
filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los
descendientes de los gigantes.
21:19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.”
21:19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.”
3: Siempre se levantaran Gigantes
pero siempre venceremos. V 20-22 “Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre
de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los
pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes.
21:21 Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.
21:22 Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales
cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.”
Los padres podemos influenciar en
la vida de nuestros hijos de manera voluntaria o involuntaria. Toda acción genera
una reacción. Todos los actos que hagamos en esta vida sean buenos o malos generan
consecuencias. ¿Qué quieres que tus hijos cosechen el día de mañana? Eso depende
de lo que estés dispuesto a sembrar con tus actos el día de hoy.