Dios nos hizo por lo tanto él sabe cuál es nuestra naturaleza. Por mucho que nosotros seamos entregados a Jesucristo todos pecamos de una forma o de otra cuando más queremos hacer algo bueno sin querer terminamos ofendiendo a Dios y a los demás que están a nuestro alrededor.
Muchas veces ofendemos con nuestra
manera de hablar. Santiago 3: 2 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no
ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el
cuerpo”
Dios no quiere que se cometan
injusticias por esta razón vuelve a insistirle a Josué que construya las ciudades
de refugio. Josué 20: 1-2 “Habló Jehová a Josué, diciendo:
20:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés,”
20:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés,”
Dios es tan maravilloso que por el
amor tan grande que nos tiene entrego a su hijo único para que se convierta en
nuestro refugio, el remplaza lo que en la antigüedad eran las ciudades.
En Jesucristo no tenemos ninguna condenación
ya que él nos perdonó a través de su sangre preciosa. Romanos 8: 1 “Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
Para ser salvos y tener la protección
de Jesucristo es necesario que nos arrepintamos y creamos en él. Juan 3: 18 “El
que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
El amor de Dios es verdaderamente
sin límites, el desde un principio sabía que le íbamos a fallar por esta razón desde
mucho tiempo atrás él ya tenía planeado entregar a su hijo para darnos salvación.
Isaías 32: 2 “Y será aquel varón como escondedero contra el viento,
y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad,
como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”
Lo único que debemos hacer nosotros
es confiar ciegamente en Jesucristo y en nuestro padre Jehová. Salmos 62: 8 “Esperad en él
en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es
nuestro refugio. Selah”
Para acogernos a Jesucristo como
nuestra roca, como nuestro protector es necesario que le confesemos nuestro
pecado, que reconozcamos que hemos fallado. Josué 20: 4 “Y el que se
acogiere a alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de la ciudad,
y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y ellos le
recibirán consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite con
ellos.”
Si nosotros confesamos nuestros
pecados Jesucristo nos perdonara por que el fiel y justo y conoce nuestro corazón.
1 Juan 1: 9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
La arrogancia hace que no nos acerquemos
a Jesucristo. Si tú dices que no eres pecador estas ofendiendo a Dios. 1 Juan
1: 10 “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”
Dios sabe lo que tú y yo hemos
echo, la verdad es que lo único que merecemos es castigo pero Jesucristo es tan
hermoso que está dispuesto a darnos otra oportunidad no la desperdicies arrepiéntete
de corazón y deja que Jesucristo entre en tu corazón para que gobierne tu vida.