Pero no todo estaba perdido en
medio de tanta maldad todavía había esperanza, Dios nunca deja de ser
misericordioso.
Jehová
se había propuesto ayudar a Israel y en esta ocasión como en muchas otras ocasiones
Dios haría un milagro maravilloso, de la nada iba a sacar a un libertador para
el pueblo.
Digo de la nada porque el próximo
libertador seria Sansón y nacería de una mujer estéril la cual nunca había
tenido hijos. V 2 “Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual
se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos”
Que Dios haga cosas sorprendentes,
cosas sobrenaturales no nos sorprende sencillamente nuestro Dios es así.
En este caso lo que veremos es como
para recibir un milagro deberíamos estar preparados. Muchas personas después de
recibir el milagro que tanto anhelaban en su corazón terminaron peor que antes
de haber recibido el milagro.
Si tu estas pidiendo que Dios te envié
un hijo deberías también pedirle que te enseñe como cuidarlo. V 8 “Entonces oró
Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que
enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer
con el niño que ha de nacer.” muchos solo tenemos hijos por casualidad, entendemos que
para Dios nada es por casualidad pero para nosotros si era algo nuevo para lo
cual no tenemos ni idea de que hacer.
En este mundo no hay una escuela
donde nos enseñen a ser padres. El único que lo puede hacer es Jesucristo. V 12
“Entonces
Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir
del niño, y qué debemos hacer con él?”
Jehová debe ser nuestro modelo a seguir y de el podemos aprender.
1.Él es Amor. 1 Juan 4: 8 “El que no ama,
no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” Jehová no dice que tiene amor, él
dice que es amor. Nosotros somos hechos a su imagen y semejanza por lo tanto deberíamos
tener la capacidad de amar. Amar a los demás, y amar todo lo que hacemos.
2. Dios exige Amor. Dios no
solamente nos ama, él también nos enseña amar. Muchos niños desde que son bebes
empiezan a golpear el rostro de la madre y en lugar de corregir a tiempo muchos
padres se hacen los indiferentes. Mateo 22: 36-38 “Maestro, ¿cuál
es el gran mandamiento en la ley? 22:37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 22:38 Este es el primero
y grande mandamiento.”
3. Exige Honra. La honra a los y
padres y a cualquier autoridad se la aprende en la casa. Llevados por la
modernidad muchos padres aceptan que sus hijos les falten al respeto dirigiéndose
a ellos con calificativos diferentes al de padre o madre. Malaquías 1: 6 “El hijo honra
al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra?
y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros,
oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos
menospreciado tu nombre?”
4. Dios es disciplina. El ser
padres permisivos o alcahuetas no los convierte en los mejores, Solo a través de
la corrección podemos lograr la perfección. Hebreos 12: 6 -8 “Porque el
Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 12:7 Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel
a quien el padre no disciplina? 12:8 Pero si se os deja sin
disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y
no hijos.”
5. Dios exige esfuerzo. Un buen
padre es aquel que a sus hijos les ofrece acompañamiento. El facilitarle a los
hijos los medios para hacer las cosas no significa que se las tenga que hacer. Esforzarse
es hacer más de lo que digo poder hacer.
Josué 1: 9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no
temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que
vayas.”
Si tu estas pidiendo un milagro
financiero también deberías pedirle a Dios que te de sabiduría para darle un buen
uso a ese dinero que Dios te va a dar. Antes de pedirle cualquier cosa a
Jesucristo deberíamos pedirle sabiduría. El dinero no nos da sabiduría, con la
sabiduría si podemos llegar a tener dinero.