Antes de conocer de Cristo dependíamos de nuestras fuerzas, de nuestras habilidades. Ahora es necesario dejar que actué Jesucristo a trabes de su espíritu. V 10 “La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.”
Ahora dependemos de Cristo. V 11-12
“La tierra a la cual
pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la
lluvia del cielo; 11:12 tierra de la cual Jehová tu Dios cuida;
siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año
hasta el fin.”
Cuando como persona o como iglesia dependemos de Dios el nos dice:
1. Que hacer. Dios es quien nos da
la visión de cómo conquistar las almas para Cristo. Nosotros no necesitamos hacer
planes. Esto no quiere decir que no seamos organizados lo que quiere decir es
que Cristo mismo nos revela sus planes y él se encarga de organizarnos.
2. Como hacerlo. Cuando el hombre
no entiende que es Dios quien diseña las estrategias, acude a estrategias
mundanas para llenar la iglesia de gente. El crecimiento de la iglesia no
depende de estrategias humanas. Romanos 9: 16 “Así que no depende del que quiere, ni del que corre,
sino de Dios que tiene misericordia.”
3. Conque hacerlo. Es Dios quien
nos da los recursos humanos, económicos y técnicos para lograr la gran comisión.
4. Cuando hacerlo. Hay algo muy
importante que debemos entender. No es nuestro tiempo es en el tiempo de Dios
es él quien da el crecimiento. 1 Corintios 3: 7 “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega,
sino Dios, que da el crecimiento”
Lo único que tenemos que hacer para depender de Dios es:
1. Obedecerle en todo. V 13 a “Si obedeciereis cuidadosamente a mis
mandamientos que yo os prescribo hoy”
2. Amar a Jehová con todo nuestro corazón.
V 13 b “amando a
Jehová vuestro Dios”
3. Servirle a Jesucristo. V 13 c “y sirviéndole con todo vuestro corazón,
y con toda vuestra alma,”
Si hacemos esto lo tendremos todo. V
14- 15 “yo daré
la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás
tu grano, tu vino y tu aceite. 11:15 Daré también hierba en tu
campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás.”
Nosotros somos bendición o maldición
para los demás o para nosotros mismos. Nuestro comportamiento o nuestra actitud
determinan lo que somos. V 26 “He
aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:”
La única forma de mantener la bendición
de Dios para siempre es si nosotros transmitimos el conocimiento y también involucramos
a las nuevas generaciones en lo que hacemos tanto en lo espiritual como en lo
secular. V 19 “Y las
enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa,
cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,”
Deja de luchar en tus fuerzas recuerda
que ahora quien pelea por nosotros es Jehová de los ejércitos. No busques las
estrategias del mundo para triunfar. Deja que Jesucristo te de las suyas.
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