26:4 yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.”
Muchas veces como cristianos que nos gusta vivir acomodados creemos que estas exigencias solo son validas para la antigüedad y argumentamos que ya Jesucristo nos bendijo con toda bendición. Efesios 1: 3 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,”
Pero se nos olvida lo que dice en
el siguiente versículo o más bien preferimos no leerlo. Es verdad que
Jesucristo ya nos bendijo por habernos escogido desde antes de la fundación del
mundo pero con un solo propósito que fuéramos santos y sin mancha delante de él.
V 4 “según nos escogió en
él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él”
¿Será que es posible ser libres de toda mancha sin andar en los
decretos de Dios y sin ponerlos por obra? La bendición es una herencia y como
toda herencia quien la da tiene toda la libertad para poner una serie de condiciones o requisitos a
quien ha nombrado su heredero.
En este caso la condición que Cristo
exige es que tengamos una sana convivencia con los demás. 1 Pedro 3: 9 “no devolviendo mal por mal, ni
maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que
fuisteis llamados para que heredaseis bendición.”
La obediencia nos lleva a desechar
nuestra vieja y mala manera de vivir. 1 Pedro 1: 14-15“como hijos obedientes, no os conforméis
a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 1:15 sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir;”
Teniendo en cuenta que la
obediencia es un factor determinante e importante para obtener y conservar la
bendición veamos en que es que Jesucristo quiere que seamos obedientes:
1. No hacernos ídolos. Como
cristianos ya no tenemos ídolos de piedra, pero si podemos hacer del dinero, de
nuestra familia, del trabajo. etc. Nuestros ídolos. Recuerda que ídolo es
cualquier cosa o persona que le quite el primer lugar a Dios. Levítico 26: 1 “No haréis para vosotros ídolos, ni
escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra
pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.”
Por esta razón el apóstol Juan nos
hace una corta pero muy clara advertencia. 1 Juan 5: 21 “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén”
2. Guardar los días de reposo. V 2
a “Guardad mis días de
reposo,” la controversia de todos los tiempos es si se debe guardar
el sábado o el domingo. Jesús no discutía mucho al respecto para él, el día no está
por encima de él mismo. Marcos 2: 27-28 “También les dijo: El día de reposo fue
hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.
2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.”
2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.”
No importa que día guardes lo
importante es que te acuerdes al menos de un día para estar en intimidad con
Dios. Ya que no le dedicamos un día entero al menos no dejes de congregarte en
tu iglesia para agradecerle a Jesucristo por sus maravillas. Hebreos 10: 25 “no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que
aquel día se acerca.”
No hay duda que la obediencia
genera bendición pero también la desobediencia puede hacernos perder muchas
bendiciones. Levítico 26: 14-15 “Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis
mandamientos, 26:15 y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma
menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e
invalidando mi pacto,”
No porque Cristo te las quiete lo
que sucede es que la consecuencia de la desobediencia por lo general siempre
termina en maldición es decir las cosas nos salen mal. Efesios 6: 1-3 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros
padres, porque esto es justo. 6:2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el
primer mandamiento con promesa; 6:3 para que te vaya bien, y seas de
larga vida sobre la tierra.”
Dios siempre ha querido bendecirnos
y todavía quiere seguirlo haciendo. Si eres un bendito de Dios siéntete como un
bendecido y si todavía no crees que lo eres, lo único que tienes que hacer es
abrir tu corazón a las bendiciones y creer que Jesucristo puede bendecirte con
toda bendición.
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