Jesús es el camino. Y solo si
aprendemos a transitar por el llegaremos al padre. En ese camino hay un tesoro
llamado salvación. Juan 14: 6 “Jesús
le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Jesús es maravilloso siempre está
con nosotros, el camina a nuestro lado. Lucas 24: 15 “Sucedió que mientras hablaban y
discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.”
Es asombroso
saber que cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, Jesús anda con nosotros,
siempre está a nuestro lado.
Pero lo triste es que a pesar de ser muchos años cristianos
muchas veces no lo podemos reconocer y nos sentimos solos. V 16 “Mas los ojos de ellos estaban velados,
para que no le conociesen.”
Los ojos de ellos estaban velados desde mucho tiempo atrás cuando
no entendían lo que Jesús les quería enseñar. Hay muchos cristianos que se congregan
pero no entienden el plan de salvación, no entienden la pablara y ni siquiera les
gusta leerla o escucharla, solo se congregan por costumbre, tradición o en la
espera de un milagro. Lucas 9: 30-32 “Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería
que nadie lo supiese. 9:31 Porque enseñaba a sus discípulos, y les
decía: El
Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después
de muerto, resucitará al tercer día. 9:32 Pero ellos no entendían esta palabra, y
tenían miedo de preguntarle.”
Caminar con Jesús debe ser creer en lo sobrenatural, creer en la
verdadera resurrección de Cristo, para muchos esto es locura. Lucas 24:11 “Mas a ellos les parecían locura las
palabras de ellas, y no las creían.”
Las limitaciones del ser humano están en su mente. V 38 “Pero él les dijo: ¿Por
qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?” por eso es necesario que le pidamos a Dios que abra nuestro
entendimiento para entender la palabra y lo que es ser un verdadero cristiano. V
45 “Entonces les abrió
el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;”
El problema de la mayoría de los seres humanos es que hemos
perdido la capacidad de lucha, siempre estamos en espera de que otros hagan las
cosas para nosotros solo disfrutar de lo que han hecho. V 21 “Pero nosotros esperábamos que él era el
que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el
tercer día que esto ha acontecido.”
Jesús quiere gente de acción, gente participativa, que no solo
critique el trabajo de los demás, el quiere gente capaz de ayudar a mejorar lo
que otros hacen.
Había una vez un Rey que mandó a construir una gran carretera
para toda la gente de su Reino. Una vez completada pero antes de que
fuera abierta al público, el Rey decidió hacer un concurso, invitando a todos
los que quisieran participar. El ganador sería el que transitara por la
carretera de la mejor forma posible, recibiendo como premio una caja de oro.
El día del concurso todo el mundo dijo presente. Algunos llegaron en magníficos carruajes, elegantemente vestidos y trayendo deliciosos manjares, para hacer del viaje una jornada lujosa. Otros se pusieron sus zapatos más fuertes para ir corriendo a todo lo largo de la carretera y demostrar su destreza.
El día del concurso todo el mundo dijo presente. Algunos llegaron en magníficos carruajes, elegantemente vestidos y trayendo deliciosos manjares, para hacer del viaje una jornada lujosa. Otros se pusieron sus zapatos más fuertes para ir corriendo a todo lo largo de la carretera y demostrar su destreza.
Y así durante todo el día viajaron unos y otros y al llegar a la
meta, todos se quejaron ante el Rey de la gran pila de piedras y escombros que
había sido dejada en el camino, prácticamente obstruyendo el tránsito en un
determinado punto del trayecto, con las consecuentes molestias e inconvenientes
para los viajeros.
Justo cuando empezaba a caer la noche, un solitario viajero cruzó la meta final casi sin aliento. Sucio y todo sudado, pero con gran respeto, se acercó hasta donde estaba el Rey y le entregó una caja de oro.
Justo cuando empezaba a caer la noche, un solitario viajero cruzó la meta final casi sin aliento. Sucio y todo sudado, pero con gran respeto, se acercó hasta donde estaba el Rey y le entregó una caja de oro.
--Majestad, me detuve en el camino para retirar una pila de
rocas y desperdicios que estaba obstruyendo la carretera. Esta caja de oro
estaba debajo de todo aquello.
Le ruego devolverla a su legítimo
propietario. El Rey le
respondió: --Tú eres su legítimo propietario.
--Oh no-contestó el viajero. Esto no es mío. Nunca he sido
dueño de tanta riqueza.
--Oh sí-dijo el Rey. Te has hecho merecedor de este tesoro ya que ganaste mi concurso.
--Oh sí-dijo el Rey. Te has hecho merecedor de este tesoro ya que ganaste mi concurso.
Aquel que mejor transita la carretera es el que la hace más
placentera para todos los que le siguen.
Y yo te pregunto: ¿Con cuál de estos personajes te identificas
más directamente? ¿Con los que recorrieron el camino en lujosos carruajes o con
fuertes botas, o con el que fue quitando los obstáculos del camino, para que
sus hermanos tuvieran mejor tránsito?