Cuando las obras hablan las
palabras sobran. El mejor perfume no se lo identifica por lo que dice la
etiqueta, al mejor perfume se lo identifica por su olor.
La mejor carta de recomendación son
nuestros propios hechos.
Jesús tenía una regla muy sencilla
para conocer a los hombres. Mateo 7: 20 “Así que, por sus frutos
los conoceréis.”
Jesús
dejaba que sus hechos hablen por él. V 4-5
“Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 11:5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es
anunciado el evangelio;”
Cuando
hablamos de nuestros hechos no solo nos referimos a la forma de hablar o de
hacer las cosas, también hay cosas que hablan por nosotros, nuestros gestos.
Cuando
te relacionas no basta con llevar el vestuario adecuado, también debes cuidar
el lenguaje corporal y cómo tus gestos hablan por ti.
Hay personas que cuando se dirigen a otras no dejan de emitir
señales de encontrarse nerviosas: No se están quietas, mueven constantemente
los ojos, guardan las manos en los bolsillos o cruzan los brazos en el pecho,
todo esto no deja de ser una señal de defensa o de inseguridad.
Como persona de éxito que desea trasladar una imagen
excelente, debes transmitir seguridad, lo cual significará que estás tranquilo
y seguro de lo que estás haciendo y diciendo. Cuando saludes o conozcas a
alguien: ponte derecho, tiende tu mano y recuerda, sonreír te hará ganar en
empatía.
Cuando hables con una persona procura mirarla y fijar tu
vista en sus ojos y en su cara. De esta forma estarás comunicando tranquilidad
y seguridad en ti mismo y lo más importante, con quien estés hablando sentirá
que es importante para ti y que le estás escuchando.
Jesús dejaba que sus obras hablen por él. V 4- 5 “Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber
a Juan las cosas que oís y veis. 11:5 Los ciegos ven,
los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son
resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;”
En Jesús solo se estaba cumpliendo lo que de él se conocía
hace mucho tiempo atrás. Isaías 35: 4-6 “Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he
aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os
salvará. 35:5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y
los oídos de los sordos se abrirán. 35:6 Entonces el cojo saltará
como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el
desierto, y torrentes en la soledad. ”
Con Juan esto es lo que sucedía, a él se lo conocía por lo
que hacía. V 10 “Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo
envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino
delante de ti.”
Si tu
quieres escoger, un amigo, un novio, o simplemente un socio para tu empresa
mira sus obras, ellas te revelaran quien es el.
Tu no necesitas
decir que eres cristiano tus obras te tienen que delatar. Juan 13: 35 “En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”
Los milagros no son evidencia de ser agradables a Dios, un
perverso recibe un milagro de parte de dios y su vida puede seguir siendo
igual. Mateo 11: 20 “Entonces
comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus
milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:”
Las
obras realmente no garantizan que yo obtenga algún crédito de salvación, pero
ellas sí me identifican como alguien que tiene fe y que sigue a Cristo, el
estilo de vida que debemos adquirir es ese, dar, dar, dar. No es ayudar con
buenas obras de repente, es empezar a pensar en los demás y ya no en nuestros
beneficios.