Dios hizo los cielos y la tierra
todo le pertenece a él. El pueblo de Dios se perdió por falta de conocimiento.
Oseas 4: 6 “Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento,
yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo
me olvidaré de tus hijos.”
Para evitar esto. Dios antes de enviar a su hijo
Jesucristo por primera vez, primero envió a Juan para que preparara su camino
es decir para que preparara a la gente. Mateo 11: 10 “Porque éste es de quien está escrito:He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.”
Esta venida es algo que se
anunciaba desde el tiempo de Malaquías. Malaquías 3: 1 “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual
preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a
quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí
viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
Para la segunda venida de
Jesucristo Dios también envió a alguien para que preparara su venida. Esa
persona eres tú y soy yo.
Cristo es quien nos pule y nos
prepara para su venida. V 3 “Y
se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví,
los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.” Solo a través de Jesucristo somos dignos y
justificados para entrar a la presencia de nuestro padre celestial.
El pueblo siempre ha estado
acostumbrado a seguir a Dios solo por interés. V 7 “Desde los días de vuestros padres os
habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me
volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué
hemos de volvernos?”
La verdad es que Dios es el dueño
de todo incluyendo el oro y la plata. Hageo 2: 8 “Mía es la plata, y mío es el oro, dice
Jehová de los ejércitos.”
Dios nos da todo menos el 10 % que
lo ha reservado para la continuidad de su obra de salvación aquí en la tierra.
Pero cuando desobedecemos y tomamos todo lo que ganamos para nosotros estamos
robando, porque lo nuestro solo es el 90% y eso porque el dueño del oro y de la
plata nos lo regalo. V 8 “¿Robará
el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
robado? En vuestros diezmos y ofrendas.”
Inicialmente el llamado de atención
es para los sacerdotes, Malaquías 2: 1 “Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este
mandamiento.” Ya que ellos en el
afán de mantener a la gente contenta no enseñaban al pueblo la verdad.
Por esta razón el pueblo se
convierte en ladrón y se expone a recibir maldición de parte de Dios. Malaquías
3: 9 “Malditos
sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.”
A través del Diezmo tenemos asegurada
la provisión para nuestra casa. V 10 “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi
casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde.”
A través del Diezmo Dios reprenderá
al devorador de nuestras finanzas, es decir la plata que recibamos en nuestras
manos serán benditas. Alcanzara para suplir nuestras necesidades y sobrara
mucho más. V 11 “Reprenderé
también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.”
Cuando nos robamos lo del diezmo. El
salario o la utilidad que el pueblo reciba es como si se hachara en un saco
roto, por mucho dinero que gane siempre vivirá en escasez. Hageo 1: 6 “Sembráis mucho, y recogéis poco;
coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os
calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.”
A través de los Diezmos también podemos
servirle a Dios y seremos para él su especial tesoro. V 17 “Y serán para mí especial tesoro, ha
dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como
el hombre que perdona a su hijo que le sirve.”
Para Jesucristo el tema de los
diezmos era tan importante que no lo prohibió, lo que hizo fue aclarar que así
como se debe diezmar también se debe hacer justicia y misericordia. Mateo 23:
23 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la
ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar
de hacer aquello.”
El cristiano verdadero marca
diferencia con relación al hombre malo en el diezmo y en el servicio. V 18 “Entonces os volveréis, y discerniréis
la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no
le sirve.” El dinero
no es malo, con ayuda del dinero podemos continuar con la obra de Jesucristo
aquí en la tierra. Lo malo es el exceso de amor al dinero. 1 Timoteo 6: 10 “porque raíz de todos los males es el
amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores.” Le tenemos tanto amor al dinero que muchas veces nos es difícil
diezmar, es decir darle a Dios lo que le corresponde.
El diezmo no es algo impuesto por el hombre, es un mandato
de Dios