En Jonás encontramos una historia
muy particular, un hombre que no solo quiere evadir sus responsabilidades, sino
que también quería huir de la presencia de Dios. V 10 “Y aquellos hombres temieron sobremanera,
y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la
presencia de Jehová, pues él se lo había declarado.”
Cuantas
veces tal vez nosotros sin querer hemos tratado de hacer lo mismo. Cuando nos
refugiamos en nosotros mismos, cuando acudimos a otros hombres en lugar que a
Dios.
Se nos olvida que de Dios nadie se
puede esconder. Salmo 139: 7- 10 “¿A
dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 139:8 Si
subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he
aquí, allí tú estás. 139:9 Si
tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar,
139:10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.”
139:10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.”
Hay personas que son cristianos de
muchos años, pero no conocen cual es su responsabilidad con Cristo. No saben
que en el momento en que decidimos ser cristianos también asumimos la
responsabilidad de llevar las buenas nuevas de salvación. Mateo 28: 19 “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”
Pero nuestra misión no termina tan
solo con el acto de hacer recibir a Cristo, el mandato es mucho más amplio, la
segunda parte de la misión es la de enseñar, esto quiere decir discipular para
que a través del conocimiento de la palabra haya una conversión. El recibir a Cristo
en nuestro corazón nos acerca a él, la palabra de Dios nos transforma.
Esto sucedía con Jonás, el conocía
a Dios pero ahora tenía una misión, por eso Dios le dice levántate. V 2 “Levántate y ve a Nínive, aquella gran
ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.”
Cuando Dios nos dice que tenemos
que discipular, buscamos mil disculpas: no puedo, no soy capaz, estoy muy
ocupado. Etc. Cualquiera que sea nuestra disculpa, esto es lo mismo que huir de
Dios. V 3 “Y Jonás
se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y
halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para
irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.”
De Dios no nos podemos burlar. V 4
“Pero Jehová hizo
levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande
que se pensó que se partiría la nave.” Y si él tiene algo dispuesto lo
cumple, nos guste o no nos guste.
Nuestras malas o buenas decisiones
siempre terminaran a afectando a los demás, a los que más cerca tenemos. V 5 “Y los marineros tuvieron miedo, y cada
uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para
descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se
había echado a dormir.”
Mientras los que decimos conocer la
verdad nos la pasemos durmiendo llevados por la pereza o por el miedo. Satanás
seguirá anunciando mentiras a través de sus siervos que ahora se disfrazan de
cristianos. V 6 “Y el
patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y
clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.”
Jonás no sabía del gran pez, el no
se imaginaba que Dios lo iba a rescatar, pero él prefirió morir antes que
cumplir con su obligación para con Dios. V 12 “El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar
se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad
sobre vosotros.”
La solución a los problemas no está
en la muerte o en huir, los problemas hay que enfrentarlos, y con la ayuda de
Dios saldremos victoriosos.
Si Dios te ha elegido, el ya tiene
un plan para tu vida y no te va a dejar. Donde quiera que huyas el te
encontrara. V 17 “Pero
Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el
vientre del pez tres días y tres noches.”
Recuerda el huir no es la solución a
tus problemas, esfuérzate, se valiente, levántate y enfréntate. Con la ayuda de
Jesucristo vas a vencer.