Dios quiere que vivamos bien que lo
tengamos todo. Adán lo tenía todo nada le hacía falta vivía en un paraíso
hermoso, pero la desobediencia lo llevo a perder la bendición, dejo que la
bendición lo hiciera caer en maldición.
Nabucodonosor lo tenía todo era un
hombre muy prospero.
En
el sueño que el mismo tuvo era comparado como un gran árbol muy frondoso y
lleno de frutos.
V. 20-22 “cuyo follaje era hermoso, y su fruto
abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las
bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo,
4:22 tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.”
4:22 tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.”
Muchos de nosotros también hemos
sido muy bendecidos sin ser millonarios lo tenemos todo. Aun en medio de
nuestras limitaciones vivimos como en un palacio. No tenemos la familia
perfecta pero si envidiada por muchos.
Pero lo que Nabucodonosor no sabía
es que estaba a punto de vivir una tragedia, se avecinaba una gran crisis en su
vida. V 24- 25 a “esta es
la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi
señor el rey: 4:25 Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias
del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los
bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado;”
A los seres humanos lo que más nos
cuesta es darle un buen manejo a nuestros tiempos de éxito o de triunfo. Más
nos demoramos en subir que ya estamos bajando.
Lo que nos hace caer de las alturas
en las cuales nos hace subir Dios es el ORGULLO
por lo tanto lo único que puede contrarrestar este terrible mal es la
humildad reconocer que lo que tenemos es por la gracia de Dios. V 25 b “y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta
que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo
da a quien él quiere”
Como prevenir que la bendición nos
lleve a la maldición:
1. Siempre reconocer que es Cristo
quien nos gobierna. V 26 “Y
en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo
árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el
cielo gobierna.”
2. Arrepentirse de Corazón. V 27 a “Por tanto, oh rey, acepta mi consejo:
tus pecados redime con justicia,” una persona orgullosa de lo que
tiene no solo es aquella que maltrata a otros, también lo es aquella que cree
que no puede servirle a Dios porque piensa que si no trabaja va a perder la
comodidad que tiene. Y no reconoce que es Dios quien lo bendice con trabajo.
3. Llevar una vida correcta delante
de Dios. V 27 b “y tus
iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será
eso una prolongación de tu tranquilidad.”
4. Aprovechar el tiempo de gracia. Dios
no quiere nuestra destrucción, por eso el primero nos advierte, Nabucodonosor
tuvo un año para arrepentirse de su arrogancia y orgullo. Pero cada día iba
peor. V 29 “Al cabo
de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia,”
Nabucodonosor no aprovecho el
tiempo que Dios le dio para que se arrepintiera, pasa el tiempo y en lugar de
cambiar mas pecaba cuando a pesar de nuestro pecado las cosas nos salen bien no
creemos que el castigo pueda llegar. V 30 “habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo
edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi
majestad?”
Por su misericordia la ira de Dios
tarda pero al final siempre llega. V 31 “Aún estaba la palabra en la boca del
rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El
reino ha sido quitado de ti;”
La gracia se termina y llega el
castigo. V 33 “En la
misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los
hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del
cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de
las aves.”
El amor de Dios es tan grande que a
pesar que le fallamos el siempre está listo para darnos una nueva oportunidad. Lo
único que necesitamos es reconocer el poder de Dios, disponer nuestro corazón y
volver a depender de él. V 34 “Mas
al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue
devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre,
cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.”
El arrepentimiento de corazón mueve
la mano poderosa de Dios a nuestro favor, el nos perdona y nos restaura. V 36 “En el mismo tiempo mi razón me fue
devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí,
y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino,
y mayor grandeza me fue añadida.”
Si tu as probado de las maravillas
de Dios se agradecido, congrégate para alabarle, no siempre debemos
congregarnos para pedir, también debemos hacerlo por agradecimiento a todos los
favores recibidos, y sobre todo agradecidos por que el nos saco de la
inmundicia en la que vivíamos. V 37 “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey
del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él
puede humillar a los que andan con soberbia.”
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