Cuando Daniel tenia decisiones
importantes que tomar nunca las tomaba solo, reunía a sus amigos para orar con
ellos. Daniel 2: 17- 18 “Luego
se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías,
sus compañeros, 2:18 para que pidiesen misericordias del Dios del cielo
sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los
otros sabios de Babilonia.”
Jesús también era un hombre de
mucha fama, vivía muy ocupado pero nunca dejaba que sus ocupaciones le quitaran
tiempo para estar en oración con su padre Jehová. Lucas 5: 15- 16 “Pero su fama se extendía más y más; y
se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus
enfermedades. 5:16 Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.”
La oración es hablar, eso es verdad
pero hablar no con cualquier persona, es hablar con el Rey de reyes. Por lo
tanto ese hablar no puede ser de cualquier manera.
Daniel se entero de algo terrible
que le iba a suceder a su pueblo. V 2 “en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente
en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías,
que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.” por lo
tanto que cree que fue lo primero que hizo…..sí. Orar. El era un hombre de
oración. V 3 “Y volví
mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y
ceniza.”
Una buena oración no solo debe ser
para exigir, de lo contrario solo se convertiría en un pliego de peticiones.
Estilo huelga en contra del gobierno.
Veamos qué cosas contenía la
oración de Daniel por lo cual fue tan efectiva:
1. Confecion: V 4 “Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión
diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto
y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;”
2. Haceptar que somos culpables:
muchas veces confesamos nuestros pecados pero nos justificamos, siempre
buscamos una excusa para quedar como las víctimas. V 5 “hemos pecado, hemos cometido iniquidad,
hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus
mandamientos y de tus ordenanzas.” Cuando tenemos problemas en la casa hacemos lo mismo… “es
que yo lo golpeé por que usted me contesto” reconocer un error nos hace
corregir lo malo que hacemos.
3. Reconocer que no hemos escuchado
la voz de Dios. V 6, 10 “No
hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a
nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de
la tierra; y no obedecimos a la voz de Jehová
nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio
de sus siervos los profetas.”
4. Reconocer que Dios siempre tiene
la razón y que los equivocados somos nosotros. V 7 “Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra
la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los
moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas
las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron
contra ti.”
5. Clamar por misericordia. V 9 “De Jehová nuestro Dios es el tener
misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,”
6. Reconocer que lo que estamos
pasando es nuestra culpa. V 16 “Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese
ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a
causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu
pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.”
7. Pedir que vuelva la presencia de
Dios a nuestra vida. V 17 “Ahora
pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu
rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.” La
presencia de Dios en nosotros es lo que sana, restaura o hace milagros.
8. Reconocer que Dios hace milagros
por amor de sí mismo, no porque nosotros lo merezcamos. O porque lo podamos
obligar a través de gritos o reclamos. V 19 “Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y
hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado
sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.”
Mas se demoro Daniel en orar con
todo su corazón que Dios le envió la respuesta. V 21 “aún estaba hablando en oración, cuando
el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con
presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.”
La solución desde un principio y
por siempre es Jesucristo. V 24 “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre
tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y
expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos.”
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