¿Conoces personas que se creen perfectas?, ¿Qué
nunca cometen errores? ¿Que todo lo saben? ¿Qué todos los mensajes o
predicaciones son para todos los demás, menos para ellos?
Pero este mal (porque sin duda es un mal), no es
nuevo, siempre ha existido y lo podemos ver reflejado en la Palabra de Dios:
Ezequiel 27: 3 “Dirás a Tiro, que está
asentada a las orillas del mar, la que trafica con los pueblos de muchas Costas:
Así ha dicho Jehová el Señor: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura.”
Las personas que se creen perfectas corren un
riesgo muy grande de deteriorar su relación personal con Dios, y con los demás,
ya que les cuesta mucho aceptar corrección. Pues que toda palabra que escucha o lee nunca es para él o ella, ya que al auto examinarse a través de lo que oyó o
leyó se da cuenta que “no era con él o con ella”, pues su mismo auto concepto
le hace creer que siempre está bien con Dios.
La palabra de Dios dice que él que
crea que este de pie se cuídese de no caer. 1 Corintios 10: 12 “Así que, el que piensa estar firme,
mire que no caiga.”
El que cree que todo lo sabe se
estanca y por lo tanto va en retroceso, no por que camine hacia atrás, sino
porque los otros avanzan y el se queda en el mismo lugar.
La persona humilde e inteligente es
aquella que mientras más sabe considera que más necesita aprender, esto lo hace
sabio.
Para no caer en el orgullo debemos
siempre recordar que todo lo que tenemos proviene de nuestro creador. V 4 “En el corazón de los mares están tus
confines; los que te edificaron completaron tu belleza.”
Siempre debemos tener en cuenta que
solos no hubiéramos logrado muchas de nuestras metas. V 11 “Y los hijos de Arvad con tu ejército
estuvieron sobre tus muros alrededor, y los gamadeos en tus torres; sus escudos
colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.” Reconocer
esto nos hace agradecidos con los demás.
Cuando tenemos buena acogida de los
demás debemos entender que no es por nosotros, sino por lo que Dios nos ha dado
por su gracia. V 12 “Tarsis
comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con plata, hierro,
estaño y plomo comerciaba en tus ferias.”
Solo con la ayuda de los demás es
que podemos conseguir lo que queremos, si tú tienes un negocio ten en cuenta
que son los clientes que Dios te envía los que mantienen tu negocio en alto. V
25 “Las naves de Tarsis
eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta,
te multiplicaste en gran manera en medio de los mares.”
El ser útiles a los demás nos hace
humildes, el creernos indispensables y súper necesarios para los demás nos
llena de orgullo. V 33 “Cuando
tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes de
la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu comercio.”
El orgullo de creerse perfecto hace
que se descuide así mismo y descuide a los demás esto lo puede llevar a la
destrucción. V 27 “Tus
riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus
calafateadores y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que
hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de
los mares el día de tu caída.”
Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es
nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos.
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