lunes, octubre 22, 2012

Dios no te quiere Desechar. Ezequiel 24


Jehová Dios y su hijo Jesucristo son unos maestros por excelencia, y utilizan la mejor forma para enseñarnos, en esta ocasión utiliza la figura de una olla con mucha carne dentro de ella.
Dios no nos quiere complicar, el utiliza para hablarnos lo que más conocemos. En esta ocasión tal vez para nosotros es incomprensible el ejemplo de la olla hirviendo. Para Jerusalén no. ya que ellos mismos eran quienes se identificaban con una hoya y con carne.

Ezequiel 11: 2-3 “Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;  11:3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne.
Los de Jerusalén se creían intocables creían que estaban protegido, y que nadie los podía atacar, se creían una olla impenetrable, y los dirigentes se creían la mejor carne.
Dios les enseña que la olla podrá tener la mejor carne pero si la olla esta con herrumbre todo se puede hachar a perder. V 6 “Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella.
Cuando nosotros llegamos a los pies de Cristo nos convertimos como en una vasija, Dios a través de su santo espíritu deposita en nosotros las mejores cosas, tales como amor, paciencia, tolerancia. Pero si nuestro cuerpo es el que sigue contaminado de nada sirve que en nuestro corazón haya tantas cosas hermosas.
Lo interesante de todo esto es que Dios no desecho a la olla, lo que hizo fue pasarla por fuego para limpiarla. V 11 “Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.” hay casas donde tienen una paila muy viejita. Donde cada visita le sugiere que la tire a la basura, pero los de casa no lo quieren hacer, no porque no tengan dinero con lo cual remplazarla, lo que sucede es que la quieren mucho.
De esta misma forma nos ve Dios, para él sería mucho más fácil deshacerse de nosotros pero prefiere limpiarnos, solo que para que eso sea posible es necesario pasarnos por fuego, cuando estés pasando por fuego no pienses que Dios se ha olvidado  de ti, todo lo contrario te ama tanto que en lugar de desecharte te está limpiando para que otra vez seas digno estar en su presencia.
Dios no quiere meternos directamente al fuego, el primero nos habla de manera apacible, nos llama la atención, trata de limpiarnos con delicadeza pero es en vano no escuchamos y por eso tiene que utilizar su ultima opción, el fuego. V 12 “En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. Sólo en fuego será su herrumbre consumida.
No le echemos la culpa a Dios de lo que nos pasa. Recuerda que son nuestros caminos y nuestras obras la que nos juzgan, tú y yo solo vivimos las consecuencias de nuestros actos. V 14 “Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.
Dios nos mete en agua hirviendo para sacarnos de la olla.  El mundo nos va adormeciendo con agua tibia para después cocinarnos.

PARÁBOLA DE LA RANA HERVIDA - Si ponemos una rana en una olla de agua hirviente, inmediatamente intenta salir.  Pero si ponemos la rana en agua a la temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila.  Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarlo bien. 
A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más
aturdida, y finalmente no está en condiciones de salir de la olla.
Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina.  ¿Por qué?
Porque su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia
está preparado para cambios repentinos en el medio ambiente, no para
cambios lentos y graduales.




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