Jehová Dios y su hijo Jesucristo son
unos maestros por excelencia, y utilizan la mejor forma para enseñarnos, en
esta ocasión utiliza la figura de una olla con mucha carne dentro de ella.
Dios
no nos quiere complicar, el utiliza para hablarnos lo que más conocemos. En esta
ocasión tal vez para nosotros es incomprensible el ejemplo de la olla hirviendo.
Para Jerusalén no. ya que ellos mismos eran quienes se identificaban con una
hoya y con carne.
Ezequiel 11: 2-3 “Y me dijo: Hijo de hombre, estos son
los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;
11:3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la
olla, y nosotros la carne.”
Los de Jerusalén se creían intocables
creían que estaban protegido, y que nadie los podía atacar, se creían una olla impenetrable,
y los dirigentes se creían la mejor carne.
Dios les enseña que la olla podrá tener
la mejor carne pero si la olla esta con herrumbre todo se puede hachar a
perder. V 6 “Pues así
ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa
cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin
echar suerte sobre ella.”
Cuando nosotros llegamos a los pies
de Cristo nos convertimos como en una vasija, Dios a través de su santo espíritu
deposita en nosotros las mejores cosas, tales como amor, paciencia, tolerancia.
Pero si nuestro cuerpo es el que sigue contaminado de nada sirve que en nuestro
corazón haya tantas cosas hermosas.
Lo interesante de todo esto es que
Dios no desecho a la olla, lo que hizo fue pasarla por fuego para limpiarla. V 11
“Asentando después la
olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se
funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.” hay casas
donde tienen una paila muy viejita. Donde cada visita le sugiere que la tire a
la basura, pero los de casa no lo quieren hacer, no porque no tengan dinero con
lo cual remplazarla, lo que sucede es que la quieren mucho.
De esta misma forma nos ve Dios,
para él sería mucho más fácil deshacerse de nosotros pero prefiere limpiarnos,
solo que para que eso sea posible es necesario pasarnos por fuego, cuando estés
pasando por fuego no pienses que Dios se ha olvidado de ti, todo lo contrario te ama tanto que en
lugar de desecharte te está limpiando para que otra vez seas digno estar en su
presencia.
Dios no quiere meternos
directamente al fuego, el primero nos habla de manera apacible, nos llama la atención,
trata de limpiarnos con delicadeza pero es en vano no escuchamos y por eso
tiene que utilizar su ultima opción, el fuego. V 12 “En vano se cansó, y no salió de ella su
mucha herrumbre. Sólo en fuego será su herrumbre consumida.”
No le echemos la culpa a Dios de lo
que nos pasa. Recuerda que son nuestros caminos y nuestras obras la que nos
juzgan, tú y yo solo vivimos las consecuencias de nuestros actos. V 14 “Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo
haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus
caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.”
Dios nos mete en agua hirviendo para
sacarnos de la olla. El mundo nos va adormeciendo
con agua tibia para después cocinarnos.
PARÁBOLA DE LA RANA HERVIDA - Si ponemos una rana en una
olla de agua hirviente, inmediatamente intenta salir. Pero si ponemos la rana en
agua a la temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva
de 21 a 26 grados, la rana no hace
nada, e incluso parece pasarlo bien.
A medida que la temperatura aumenta, la rana está
cada vez más
aturdida, y finalmente no está en condiciones de
salir de la olla.
Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y
se cocina. ¿Por qué?
Porque su aparato interno para detectar amenazas a
la supervivencia
está preparado para cambios repentinos en el medio
ambiente, no para
cambios lentos y graduales.
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