viernes, septiembre 21, 2012

Lo que destruye al Hombre. Jeremías 48


El hombre vive preocupado por que el hombre mismo se está encargando de destruir el planeta tierra.
Dios es creador, y nosotros somos hachos a su imagen y semejanza, por lo tanto también somos creadores. El problema es que cuando el hombre se alejo de Dios, también cambio su naturaleza creadora por una naturaleza destructora. Ya no se identifica con Dios.

Mas que preocuparnos por rescatar la naturaleza deberíamos preocuparnos por rescatar al  hombre. Si el hombre recupera su esencia creadora la naturaleza estará a salvo.
Dios hiso al hombre tan poderoso, que lo único... (Después de Dios) que puede destruir al hombre es el mismo hombre. Lo que destruye al hombre está dentro de él. V 29 “Hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio, arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón.” el hombre no fue hecho para vivir solo, Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo. Pero la arrogancia ase que el mismo se aislé nadie quiere estar con una persona arrogante, el arrogante no solo se cree más que los demás, es capaz de creer que es más que Dios. V42 “Y Moab será destruido hasta dejar de ser pueblo, porque se engrandeció contra Jehová.
La falta de tolerancia hace que el hombre viva una guerra consigo mismo, guerra que termina transfiriéndose a los demás. El arrogante maltrata, abusa y al final se queda solo. Ya que tiene excesiva confianza en sí mismo, cree que no necesita de nadie. V 7, 14 “Pues por cuanto confiaste en tus bienes y en tus tesoros, tú también serás tomada; y Quemos será llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente; ¿Cómo, pues, diréis: Somos hombres valientes, y robustos para la guerra?
El que se cree más que los demás es como un ebrio que resbala en su propio vomito. V 26 “Embriagadle, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también él por motivo de escarnio.”  Llegara un día en que aunque quiera levantarse no lo podrá lograr.
La persona jactanciosa se miente así mismo, lastimándose tanto que muchas veces los daños son irreparables. V 30 “Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán.

Solo Cristo puede hacernos de nuevo y evitarnos nuestra propia destrucción.



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