Imprudencia
es actuar sin cautela, sin criterio ni sentido común de protección por nosotros
mismos o por los demás. Una persona prudente es aquella que sabe cuando hablar
y cuando callar, cuando actuar o cuando no.
La prudencia es la virtud que nos impide
comportarnos de manera ciega e irreflexiva en las múltiples situaciones que
debemos sortear en la vida.
Ser prudente es amarse así mismo.
amar lo que se hace y amar a los demás.
La prudencia se pone a prueba en
momentos de dificultad. V 1 “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que
Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando
atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban
deportados a Babilonia.”
La prudencia nos hace tomar decisiones
favorables para nosotros, así en el momento no lo parezcan. V 4 “Y ahora yo te he soltado hoy de las
cadenas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia,
ven, y yo velaré por ti; pero si no te parece bien venir conmigo a Babilonia,
déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo
te parezca ir.”
La prudencia nos hace prever. V 10 “Y he aquí que yo habito en Mizpa, para
estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros tomad el
vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlos en vuestros almacenes, y
quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.” Es decir una persona prudente, se
prepara en los momentos de prosperidad para los posibles momentos de dificultad.
Es mejor estar preparados para algo que
no ha de pasar a que pase algo para lo cual no estemos preparados.
La imprudencia nos hace sordos
frente a las advertencias hechas directamente a través de la palabra de Dios o
a través de otras personas. V 14 “Y le dijeron: ¿No sabes que Baalis rey de los hijos de Amón
ha enviado a Ismael hijo de Netanías para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam
no les creyó.”
La imprudencia neutraliza el
discernimiento. V 16 “Pero
Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque es
falso lo que tú dices de Ismael.”
La imprudencia nos hace confiados,
capaces aun de romper con cualquier norma de seguridad. 41: 1 “Aconteció en el mes séptimo que vino
Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real, y algunos
príncipes del rey y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y
comieron pan juntos allí en Mizpa.”
La imprudencia nos expone al
peligro y aun a la muerte, no solo la muerte física, muchos proyectos, sueños o
metas se han muerto por la falta de prudencia. 41: 2 “Y se levantó Ismael hijo de Netanías y los
diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam,
hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto
para gobernar la tierra.”
No dejes que la imprudencia acabe
con las bendiciones que Dios te ha dado. Aprende a escuchar consejos. Recuerda lo
que dice el adagio. “El que escucha consejos llega a viejo”
La
valentía es una falta de imaginación; la cobardía, un exceso de ella. El
equilibrio se llama prudencia.
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