La arrogancia es una característica que presentan algunas personas
y que refiere la altanería, soberbia y sentimiento de superioridad que hace que
el individuo que la posee se sienta muy superior a los demás.
En tanto, a la persona que la ostenta, popularmente, se la denomina como arrogante.
El
arrogante como su marca personal siempre tiende a exagerar su propia importancia con
respecto al mundo que lo rodea.En tanto, a la persona que la ostenta, popularmente, se la denomina como arrogante.
El ser desagradecido y creer que
nuestro trabajo merece mayor reconocimiento es el comienzo de la arrogancia.
45: 4-5 “Así le
dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a
los que planté, y a toda esta tierra. 45:5 ¿Y tú buscas para ti grandezas?
No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho
Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.”
El que Dios haya puesto su mirada
en nosotros para sacarnos de la vida en la que estábamos, es suficiente razón
para vivir agradecidos con él.
El hombre es el único responsable
de sus propias derrotas cuando se cree más que los demás, esto hace que se
confié y no se prepare. 46:7-8 “¿Quién
es éste que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos?; Egipto
como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré
la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella moran;”
Si Dios no está con nosotros en
vano son nuestros esfuerzos. V 11 “Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por
demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti.”
La fuerza humana jamás será
superior o igual a la fuerza poderosa de Dios. V 15 “¿Por qué ha sido derribada tu
fortaleza? No pudo mantenerse firme, porque Jehová la empujó.”
El peor error que puede tener un
ser humano es confiar en su propio poder humano. V 23 “Cortarán sus bosques, dice Jehová,
aunque sean impenetrables; porque serán más numerosos que langostas, no tendrán
número.”
Nuestra prosperidad está en la
confianza a Jehová Dios. V 27 “Y
tú no temas, siervo mío Jacob, ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te
salvaré de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá
Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá quién lo atemorice.”
Dios nos ama pero por mucho amor
que nos tenga, por ser un buen padre tampoco nos deja sin corrección. Dios no
nos destruye es nuestra propia arrogancia que nos lleva a la destrucción. V 28 “Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice
Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones entre
las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te
castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.”
La arrogancia es la manifestación de la debilidad, el miedo
secreto hacia los rivales
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