Un órgano se vuelve insensible al
dolor cuando pierde o no tiene buena comunicación con el cerebro.
Un corazón se vuelve insensible
cuando no tiene una buena comunicación con Jesucristo, ya no le importa el
dolor ajeno. Y lo que es peor puede estar enfermo espiritualmente y no se da
cuenta, los síntomas son desanimo, falta de lectura de la palabra, falta de
oración, poco se congrega.
Como te puedes dar cuenta el sentir
dolor es señal de una enfermedad, y el no sentir dolor es una enfermedad.
Dios para castigar a su pueblo
utilizo a babilonia, Dios se enojo con babilonia porque endureció su corazón
contra Israel, se volvió insensible. 17-18 “Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron; el rey
de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó
después. 50:18 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de
Asiria.”
Babilonia cayó en su propia trampa.
Dios le estaba probando su corazón, pero se aprovecho de la autorización que le
dio Dios y abuso de su poder. V 24 “Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia, y tú no lo
supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a Jehová.”
La insensibilidad en nuestro
corazón nos puede llevar a la soberbia, y la soberbia nos puede llevar a la
destrucción. V 29 “Haced
juntar contra Babilonia flecheros, a todos los que entesan arco; acampad contra
ella alrededor; no escape de ella ninguno; pagadle según su obra; conforme a
todo lo que ella hizo, haced con ella; porque contra Jehová se ensoberbeció,
contra el Santo de Israel.”
El soberbio cae solo y se queda
solo. V 32 “Y el
soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante; y encenderé fuego en
sus ciudades, y quemaré todos sus alrededores.”
El corazón insensible nos aleja de
Dios y nos expone a caer. Proverbios 28: 14 “Bienaventurado el hombre que siempre teme a
Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal.”
Tener un corazón sensible nos
permite escuchar a Dios y sobre todo hace que Dios se fije en nosotros. Salmo
51: 17 “Los
sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”
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