Cuando alguien está pasando por un momento difícil como la pérdida de un ser querido muchas veces no sabemos que hacer intentamos tantas cosas que finalmente aunque queríamos hacer algo bueno terminamos empeorando las cosas
Como practicar el arte de la consolación.
1. Aprende a escuchar. Habla menos
y escucha más. El hablar para muchas personas es una forma de escape a su
problema. 2: 13 “Así se sentaron con él en tierra por siete días y
siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy
grande.”
2. Despójate de todo prejuicio. 6:
1-2 “Respondió
entonces Job, y dijo: 6:2 ¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi
tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!” no juzgues
de manera anticipada a la persona que quieres consolar.
3. Trata de ponerte en sus zapatos.
V 6-7 “”cuando una persona no ha pasado por la situación del otro muchas veces
le es difícil entender. Cuando una persona nunca se ha enfermado le resulta muy
fácil aconsejar y hasta cuestionar a quien ha caído en enfermedad.
4. Se comprensivo y compasivo lo
que menos quiere el que está pasando por aflicción es que alguien llegue a juzgarlo.
El anhela que alguien le ayude a encontrar una solución no que lo acabe de hundir.
V 8-9 “¡Quién me diera que viniese mi petición, Y
que me otorgase Dios lo que anhelo, 6:9 Y que agradara a Dios
quebrantarme;”
5. No le restes importancia a su
dolor. Tal vez para ti eso es algo normal pero para él es algo único. V 12-13 “¿Es mi fuerza
la de las piedras, O es mi carne de bronce? 6:13 ¿No
es así que ni aun a mí mismo me puedo valer, Y que todo auxilio me
ha faltado?”
6. Más que aconsejar has un proceso
de acompañamiento. V 14-15 “El atribulado es consolado por su compañero;
Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. 6:15 Pero mis hermanos
me traicionaron como un torrente; Pasan
como corrientes impetuosas”
7. Sé Paciente y entiende su dolor.
Una persona adolorida puede ser violenta. V 22-23 “¿Os he dicho
yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda; 6:23
Libradme de la mano del opresor,
Y redimidme del poder de los violentos?”
Y redimidme del poder de los violentos?”
8. Se prudente para hablar. No le
digas de esa enfermedad murió un amigo. Muchas personas por querer llevar
consuelo terminan aumentando su aflicción. V 27 “También os arrojáis sobre el huérfano, Y
caváis un hoyo para vuestro amigo.”
8. Ora por él. En muchas ocasiones
lo único que podemos hacer es callar y orar por esa persona que está pasando
por aflicción. Santiago 5: 13 “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración.
¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.”
Antes de disponerte a llevar consuelo
al que esta triste pídele a Jesucristo que te de sabiduría Para que de tu boca
salgan palabras de vida y no de muerte. No permitas que de tu boca salga lo
primero que se te ocurra, piensa muy bien antes de hablar.