La fama no es más que el reconocimiento a nuestro trabajo. Sea bueno o malo.
Alguien puede ser famoso por que
hace las cosas bien o puede ser famoso porque hace las cosas mal. Dios nos dice
que la buena fama es mucho más preciosa que el oro o la plata. En el mundo hay
un adagio que dice: crea fama y échate a la cama. Proverbios 22: 1 “De más estima
es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la
plata y el oro.”
Cada vez que pasaba el tiempo David
se iba haciendo más famoso era un hombre de renombre. Su fama se le subió a la cabeza
y quería hacer un censo solo para vanagloriarse de su poder. 24: 1-3 “Volvió a
encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que
dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. 24:2 Y dijo el rey a
Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de
Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el
número de la gente. 24:3 Joab respondió al rey: Añada Jehová tu
Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas
¿por qué se complace en esto mi señor el rey?”
Ese deseo no provenía de Dios
tampoco de David. Ese deseo era inducido por satanás. 1 Crónicas 21: 1 “Pero Satanás
se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.”
Los malos deseos provienen de tres
fuentes. De uno mismo, de parte de Dios y de parte del diablo. Antes de desear
algo deberías preguntarte para que quiero eso que anhelo es para mi bien, para
el bien de los demás, para bien de la obra de Dios. Esto nos ayudara en parte a
saber de parte de quien viene ese deseo.
El desbordamiento de la fama genera malas consecuencias.
1. Nuestra conciencia se siente mal
y no lo podemos disfrutar. 24: 10 “Después que
David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo
he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que
quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.”
2. Dios y la sociedad nos cobra por
nuestros errores. V 12-13 “Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te
ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.
24:13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.” un personaje público un día dijo: la fama es como la droga más fuerte puede hacernos alucinar y cometer muchos errores.
24:13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.” un personaje público un día dijo: la fama es como la droga más fuerte puede hacernos alucinar y cometer muchos errores.
Dios quiere darnos renombre o fama.
Lo que a Dios le molesta es cuando ponemos la fama en primer lugar y nos olvidamos
de todo incluyendo a Dios.
Como equilibrar la fama.
1. Buscando tiempos reservados para
Dios. Lucas 5: 15 – 16 “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha
gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. 5:16
Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.”
2. Buscando buenos espacios para
nuestra familia. De qué sirve trabajar tan duró para los que amamos si ellos no
nos pueden disfrutar y nosotros tampoco
a ellos.
3. Reconociendo nuestros errores y
buscando la forma de estar cerca de Dios y de nuestros seres queridos. V 17-18 “Y David dijo a
Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la
maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y
contra la casa de mi padre. 24:18 Y Gad vino a David aquel día, y
le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.”
4. Esforzándonos y estando
dispuestos a pagar el precio por las cosas que anhelamos y por los que amamos. V
21-24 “Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su
siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un
altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.
24:22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. 24:23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. 24:24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.”
24:22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. 24:23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. 24:24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.”
David había aprendido la lección y
no estaba dispuesto a ofrecerle a Dios algo que no le costara. Hay personas que
les cuesta darle algo a Dios. Tanto que siempre buscan iglesias que les queden
muy cerca a su casa para de esta forma no tener que esforzarse.
Dios quiere que nos vaya muy bien
en todo lo que hacemos, si tu trabajas duro es inevitable que llegues a tener
fama. Lo que nunca debes permitir es que la fama que genera tú trabajo te aleje
de Dios, de ti mismo y de tu familia.